HURnCR!.IO. SISTeSIS
OC SU
1-/ISTQR!t:l
de la calle Real, se llamó
Constitut>ión de Huancayo,
y n g1o
los destinos del Perú
c~rca
de
16
añes. Esta carta política,
no la más liberal, afirmó la peruanidad, después de la invasi ón
de nuestro territorio por las tropas extrajeras al mando de
Santa Cruz ·que planeó f01·mar la Confederación Perú-Bolivia–
na. Y por el hecho de haberse dictado la Co nstitución de
1839
en esta ciudad, entor.ces capital del distrito de su nom–
bre, provincia de Jauja, no puede decirse que llegó a ser
capital de la República. Para este hecho se habría expedido,
previamente, una
ley espe.:ial, Jo que no hizo Gamarra, ni
pudo habel'lo intentado po1· no estar· facu ltado. Y los Gene–
rales Castilla y Mariano
l~rnacio
Prado, en
1854
y
1865.
res–
pectivamente, que tüvieron su secie en esta localidad,
en
la ca–
sa de doña Bernarda Piéla::ro. (hoy del Dr. Cal'los Rodríguez
Pastor), t:unpoco pensaron én tal cosa .
• • •
OTRO
de los acontecimientos del siglo pasado, que dió
renombre a Huancayo, fué el haberse dictado un decreto por
el Jefe
r·ebelde al Gobierno de Echenique General Ramón
Castilla, aboliendo
totalmente
la esclavitud de
los
negros.
Este Decreto, redactado por· don Manuel Toribio Ureta, se
promulgó el 3 de noviembre de
1854
y fué ratificado después
por el Congreso Peruano, cuando
triunfante Castilla en
la
batalla de Las Palmas, fue ra ele¡rido Presidente del Perú.
Con tal gesto el héroe de Guerrillas se adelantó en 8 años a
la proclama de Abraham Lincoln, el libertador de los negros
en E. E. U. U.,
en
1862.
(Pero no hay que olvidar que,
mucho antes, que San Martín lo proclamase en sus Decretos
de agosto y noviembre de
1821,
el prócer mexicano don J osé
María Morelos dictó el bando de noviembre de
1810,
abolien–
do la.; castas y la esclavitud) .
•
•
•
20