efectos, en
J
atun Xáuxa, La Concepción y Guancayo, a cuyas
tres poblaciones concurren
los señores curas que no son los
más despreciables marchantes de la una y otra banda del rio."
Estos datos del discutido autor cusquet'lo desmienten a
los que, con ligereza, sostienen que la "feria de Huancayo es
costumbre inmemorial". Las ferias incaicas, como lo atestiguan
Garcilaso a Guaman Poma, sólo se efectuaban por mandato
expreso del Inca, en las grandes ciudades: Csuco, Xauxa, Qui–
to, Hatun Colla, Huanucu, Quitu, Caxamarca, Tumibamba.
Antonio Reymondi, el sabio naturalista, escribe de esta
feria:
" A todo lo largo de la calle principal, se encuentran en
hileras los mercaderes de telas de ·algodón y de lana; los nego–
ciantes en granos, tales como maíz, quinua y trigo.- Los ven–
dedores de zapatos; los comerciantes en sombreros del país, fa–
bricados con lana de oveja, alpaca y vicuña; los que venden
cueros
y
zuelas del país........ Por último, tampoco faltan los
vendedores de pan, coca, sogas de cabuya, de herramieni:as, y
de mil fmslerias que sería inacabable de enumerar. "
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liiJ
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como dato para el turista y para el escritor, podemos
anotar que en Huancayo nacieron el gran poeta Juan Parra del
Riego, el célebre autor de los "poliritmos", y el doctor don
Alejandro O. Deustua, ex-Rector de la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos de Lima y considerado como uno de los
sostenedores y divulgadores de la filosofía idealista.
(Alguien
afirma que Deustua nació en Ahuac, distrito cercano).
Pero,
ambos de los citados jamás contribuyeron con su pluma ni con
su acción, en pro de esta ciudad.
Por ello habría que decir,
con IR sentecia vulgar:
"¿dime qué has hecho por tu tierra,
y te diré si eres de ella".
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