entonces.
(Ve•· "Recopilación de las Leyes de Indias", "Política
Indiana", etc.). Los diversos papeles que andan por e;ta re–
gión y en los que aparece el nombre de la supue&ta cacica,
"Gobernadora y Protectora de Indios", han sido torpemente
fraguados, como lo demuestran su simple lectura y un ele–
mental conocimiento de nuestra historia colonial. Y lo que
alarma es que
tales papeles. de los que poseemos muchos
ejemplares, han sido presentados como titulas originales, en
autos judiciales, habiendo sido tomados como auténticos en
los Juzgados y en la Corte de esta ciudad. Un caso: autos
seguidos entre el señor Leandro Lora y la Comunidad de
Cajas Chico. También las llamadas Comun idades Indígenas de
este va lle, han presentado estos falsos documentos ante
la
Dirección de Asuntos Indígenas, para ser reconocidos legal–
mente. Es que vivimos bajo la atmósfera nebulo; a de defi–
cientes conocimi entos, razón por
In Que no podemos aun
distinguir la leyenda de la historia, confundiendo una
" tmdi–
ci6n" escdta por don Rica:·do Palma
con el
documento esC?-ito,
que es fuente de hi8tm·ia.
Hasta cuándo perm itiremos que la
leyenda, el mito de Catalir.a Huanca "oriunda de San J eróni–
mo de Tunán", se sostenga en hojas
impresas y hasta
en
Tesis Universitaria co n la que, alguien , ha obtenido
~1
título
de Doctor en Peda¡rogía? Historicidio: del ito de lesa patria. )
•
•
•
H W.'InCA\,!0 .
como muchos pueblos mestizos del Pení, se
formó lenta, paulatinamente.
La más antia-ua mención de su nombre ia hallamos
en
el "Derrotero- Testa mento" de Juan Alfo nso Fer1·er. fechado
en "Guiqucs-Viques- y en diciembre de
1533.
En el se dire:
..para ir al pueblo de
guancas".
Más tarde, en
1546.
se le nombra lamhién, en la opol·tuni ·
dad de pasar por este valle los capitanes
.Juan Vásqu ez y
Jerónim o de Castilla.
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