Con
rel~ción
é\1
Cha
W.asiña,
q-u~
bien
pu.dono se:r j-uego, sin0
m~
bien una ceremonia ritual, encontramos una. descripción dada
a
mediados del siglo
XIX
por
un
misionero que estuve en-
las
Guayanas y que presenció una danza a rawak llamada
1\llaquarri.
( Fig.
3).
"Los jóvenes y muchachos fantásticamen te a d ornados,
~e
c;olocaron en dos filas paralelas, u.nos frente a otr os,
l~ evando
cada
uno en la mano derecha el
Maquarri
del cual la d a nza r ecibe su
nombre. El
Maquarri
es un lá tigo d e más de t res p ies d e largo,
capaz de producir un golpe doloroso, como puede verse por la
forma cómo les sangran las piernas. Sacuden esos látigos en sus
manos a medida que bailan, lanzando gritos alternados que se
asemejan a la nota de cierto pájaro que a menudo se oye en
la
selva. A cierta distancia de los baHa rines, se
v~ían
par e jas de
hombres azotándose unos a otros en
l ~
pierna . El hombr e a quien
\
le tocaba recibir el golpe se mantenía firmemente sobre una
pier~
na, avanzando la otra; mientras su a d versario, d e teniéndose, cal–
culaba cuidadosamente la dirección
y
saltando del suelo para a ña –
dir fuerza al golpe, causaba a su adversario una herida dolorosa.
Este
último no daba ningún signo de haber sido herido salvo una
sonrisa
desde~o~a.
aunque podía haberle hecho brotar sangre el
latigazo, que, después de una corta danza, era devuel t o con igual
fuerz.a". . . ( 49).
En la actualidad la costumbre d e azotarse las piernas n o ha
desaparecido en tre los indios p eruanos. El Dr. V íct or Villa v icen–
cio refiere que los indios de Huamanga (Ayacucho) "acostumbran
en el carnaval azotarse Jas p iernas. Dos hombres a l compás de
una tonadilla ejecutada por un pífano y un tamb oril, ofrecen un
espectáculo un poco bárbaro. Se azotan con r onzales y , por turno,
t~
piernas desnudas, con una furia que sólo es explicable teniendo
en cuenta que la resistencia del sujeto para soportar los azotes
será premiada con el amor de un muchacha. Después del azota–
miento se inicia el juego con airampo
y
la fiesta concluye con una
~wvel
y
que sus parientes
q~.e servía;r;~,
CQmo
de padrinos les daban ''ciertos
azotes en los brazQs con unas b,.ondas, para que se acuerde y tenga memoria
de la tal jura que allí hace y merced' que le ' f ué hecha" Suma y Narración
de
los.
Incas, Cap. XIV, p. 169.
( 49.).-Brett,
W..
H . The incU,a,.n tr ibes of Gui ana, their conditions and ha–
bi~
•. p-154-157.
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