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l.!:..XIC..:OGR ..\fiCAS
El
pensamiento dominante en
los
trabajos
lingüísticos
de Mr. Churchill podría condensarse
en
los
siguientes
dog–
mas :
1.
B~sta
que dos personas se parezcan asombrosamentP.
en su a: pecro físico, en su voz, en sus hábitos
y
maneras, par::t
sospechar que no pueden tener en sus venas ni una gota Jc
sangre común .
2.')
Tampoco
el
hijo del barrendero puede re–
sultar hijo del alcalde, porque ambos tienen su respectiva fa–
milia
legal constituída aparte, cada cual con su árbol genea–
lógico correspond iente. 3.'·' Es imposible el adulterio, por tn,ís
que lo proclame el escándalo, mientras no se demuestre su exis–
tencia ccn todos los requicitos del Código. Por desgracia, no
son pocos los que comuigan con principios equivalentes a ta–
maii.a~
paradojas.
Nunca insisti remos bastante en que el acaso es un mito.
engendro de
b.
estrechez mental,
y
que el cálculo de las pro·
babiliJa<les ofrece un sólido punto de apoyo, siquiera para de–
ducir la
110
iwposil.'fiidad
de las cosas.
ARTICULO 11
Las tres vocales prinuri:ts:
a,
i,
u.-
Las \"Ocales del Semítico.- Del Kícxua–
\XIanc.t
y
del Tcscuco. -
Del
Arauc.lnO. -
Dd
Aim:tr:Í. -
Del Ta–
g:ílo,!!:. -
Del
)lt~ilco-Polincsio.
-
Equivalcnti:t
de b s
raíces
TOK, TUK.
-
~tut:tciones
fonéticas en
el
Ar.n1c:tno.
Casi todos los lingüistas está n de acuerdo en que la
a,
la
i
y
b
u,
constituyen b s tres vocales fundam entales del lenguaje
hablado,
ge~arda ndo
estrecha afinidad la
11
v la
o,
la
i
y la
e.
Como quicr:t que sea. conviene establecer
los
siguientes he–
chos:
1.''
El hebreo no empleó en un principio más que los tres
caracteres vocales:
álef= a, J'Od= i,
wau~ll
(9) y
( lO );
el
anti–
guo
~ rabe
igualmente, solo poseyó el
flif= a,
el
'ya= i )'
el
wau-=-·
u.
y
aú r~
en
la
escritura moderna, no admite más que el
fatha
= a.
el
kesra=i
y
e~
dannna= n
como signos vocales auxilia–
res
( ll) .