RELA C IO~ ES
COMERCIALES
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REC OLO~I B I ANAS
ENTBE OCEANi,\ 1
A~I ÉlUCA
Poa
EL nOCTOII
P. HJVET
(1)
Es un hecho sabido, que existe una estrecha semejanza entre ciertas pala–
b,·as de las lenguas de la vertiente occidental de América del sur )' las len–
guas occúnicas, sobre todo de la lcogua polinesia. Sin embargo, no será
inútil analizar cuidadosamente los hechos, para tratar de precisar su signi–
ficación etnológica.
Las concordancias recaen sobre las palabras que designan la batala o las
plantas sim ilares
y
el hacha.
La identidad de las palabras kichua
y
polinesia para designar la batata
(lpomoea Balc!las,
Poiret ;
Convulvulus Balalas,
Linné;
Balalas edulis,
Choisy) ha sido notada por primera vez, salvo error, por el botánico Ber–
thold Seemann
(110,
328). Esta indicación ha sido reproducida después
por otros botúnicos
(16,
{¡{¡ ;
6,
3I{¡ ,
52,
8) y por di, ersos etnólogos, }Jarti–
culannente por "Markham
(2ft,
23/J , no!a 1;
78,
219, nota), A. Hojas
(10G,
3:l),
Christian
(20,
52g-53g), Brown
(13,
26~),
Friederici
(4ft,
36 ;
39,
16l¡;
r, ¡,
2o), vViener
(1 22, I,
23g), Eiliot Smith.(113),
J.
lmbelloni
y
Enrique
Palavecino
(63,
3{¡2, 36o).
Los hechos estudiados en detalle son los siguientes :
En Polinesia, la patata dulce se denomina (
115,
182;
29; 20,
53o ;
:22,
' 75) :
/aunara,
en Maorí, Mangareva, Paumotu, Hapam1i
y
Rarotonga,
launala,
en Tonga,
lwmad,
en las Marquesas,
'umala,
en Samoa,
amara, wnaa,
en TahiLí,
C)
El
ilustre
profc~or
francés <¡uc fuera
nuc~lro
huésped por alounos días, ha querido
honrar nuestros
Anales
con la
jJfC~cntc
colahoración que fundamenta algunas de las hipó–
tesis que
so~tuvicra
dcJ:dC la cátedra de nuestra Facullad.
Esta monografía ha sido vertida al cspai•ol por Cristina Correa
~lor<.llcs
de Aparicio.!../).