·=rV~'
lgúal es-mero
poóe
pa·ra- que · no entiendan -·
el castel-lano ,ni lo
aprendan, mucho me-nos q·ue sepan leer
y
escribir; alegando que
se torna.rian refinudos
y
altivm!
(lisos)
y·
se impondrían de los se•
' cretos de la casa. Disculpa necia; que solo di·ce ignorancia, ·ura•
DÍU,
deSpotisql~,
OSCllfllntismo
Y
vergüeuza eterna!
No se porta
así
el extra·njero _con nosotros. Cuam)o advier"
te que tenemos
aficl~n
de hablar su idioma,
y
balbuceamos
a
su
-presencia algunas
pnla'~ras;no
se rie ni burla de nuestra mala pro•
nunciacioo; al eontrario,_nos dá aljento ·y ánimo para
~tprender
y
perfeccionarnos en él: nos pondera la facilidad de aprendeFie,cor•
rije con dulzura
y
afabilidad nue'iti'a pronunciacion . defectuosa;
qmereJJUe su idioma
~e
hable en .todo el mundo
y
por todas las
ra~a~,
!
no tiene la n-ééia
pret~nsio~
de hacerla a
~i~toc·ráti~tt,:ni~e
prtvtlejto: merced al es·pírttu espanst'TO del extranJero que elt·nd10
que
~e
ocupá hoy e·n su servicio, hmpio
y
aseado, ya-
ha~
bla ó por lo menos eotíende bien otros idíomaM. Este es el ·m.edio
mas óvio de civilizar
la
raza.
Por otra pa,rte, no
hay
razon
para
'eul
par solo al cura de
~u a'tra~
so. Pues que su accion personal no basta,
ein
la
combin~·da ·,.cen
la
de los haceadad·os, eorrej.idores
y
·demás a.geotes del ·
Estada~
~lucho
menos, cuaudo
existe- una notable anarquía entre
unos
y
otros.
El indio lleva sobre
sí
todas
las·
cargas
del Estado: contribú•
ye con sus ahorros miserables, tant,o
1
más que los potentados se–
fio.res;
y
sin embargo de esto,
es
el menos atendido.
Ni
una escue–
la,
ni un ho8pielo
y
ni siquiera ni una tumba gratuik\ tiene;
y
sin
embargo de que sostiene al cura, pagando de grado
ó
fuer~a
el ser..
vicio del culto, que le presta
su
servicio gratuito, que trabaja
el
templo, .la casa parroquial, la cárcel
y
demás establecimientos
p1í·
blicos;
que abre caminos en todas direccione·s, l-evanta puentes
y
calzadas; que sirve al
ejércit~,
le -da sus acemilaR para su trasporL
te
y
80
propia
p~rsona,
que le apronta
80'S
corderos y' grano-s_,
el
fuego
y
la lena; eft fin, todo
-cuant~
há mene5ter un ejército
en
campaila
ó
cuartel;
y
en cambio fle estos servicios,el Estado
le
r~baja
acaso un solo centavo de stt capitaciou?
El
militarismo le·
compadece
y
respeta, cuando sale
á
buscar altas para
au~entar
· su
batallon_? No! Lo
ctert~
ea
c¡ue él
pagani~~o ~nvi1ece
t'a es pe•