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II-
su adorada madre; e l encope lado caballero junto .
a l indio andrajoso, la señorita de rasgos finísimos
y
ataviada según las exigencias de Ja última n,oda
debe es perar a que termine su pl ega ria la ' tostada
medio desnuda
y
desgreñada india, para ocup-ar
su puesto ce rca del a ltar.
H emos tenido el dulce consuelo de asistir a
un a de esas fes ti•.r idades y ver a todas horas rep le–
tos el Templo
y
Camarín de fi eles que esperaban
su turno para hacer su confesión acercarse des–
pués a la mi sa Eucarística, no bastando
24
Sactr·
dotes que' se oc1,1paban en la administracion de es–
tos Sacrdmentos.
Y
diremos, para termin a r, algo de lo qm: su –
cede fuera del Templo; en nuestra visita
a
Copa –
caba na as istimos a la procesión del
6
de Agosto,
y
a gran
~1 l aza
sit uada al frente del temp lo no bas.
t1ba a contener un a muáedumbre compact'a for–
mada mas d e do ce mil personas . Grupos diver–
sos formaban compa ñías de los que ll aman baila–
rines vestidos los tino a la antigu;:¡ española, con
ca~aca.
ca lzón
y
somb rero tricornio recamados de
oro
y
_plata, prendas que cuestan centenares de
pesos : los otros a la usan za indiana,
ton di ve rsas
clases de vestidos
y
sombreros
emp~n ec h ados
con
p lum<Js de varios colores, ejecutando dan-zas indí–
ge nas al son ido aq uellos de banda s de mu5iCa bien
con certada, es tos al de sus rúst icas flautas, b0m.
bos
y
zampoñas,
y
todos dando
cntu~iast0s
vivas
a
la
VIRGEN DE
COPACABANA