las danzas una orquesta, cuyo tonos varían
de una comarca a otra. Es quejumbrosa pa·
ra los pacíficos
llameros
(pastores de lla–
mas) y marcial para los bélicos
pallapallas.
Los
pallapallas,
se disfrazan con trajes
militares de todas las épocas, desde solda–
dos del coloniaje hasta el gendarme actual,
y salen acompañados de sus
rabonas
(la
mujer del soldado). Su danza consiste en
varios
paseos,
que parodian las actividades
de los españoles en persecución de los
indios.
Los
morenos,
con su levita tiesa, su luen–
ga barba y su enorme jeta caída, no hacen
más que imitar a la divertida raza negra
yungueña.
PLATOS LUGAREÑOS
Luego del baile viene una comida de
"alferazgo". A pesar de que en Yungas los
vecinos de ahora acostumbran erogar . los
gastos de su fiesta mediante colectas públi–
cas, el indio acomodado quiere todavía
darse el lujo de gastar de diez mil a trein–
ta mil bolivianos en invitaciones de comi–
das y bebidas durante su actuación de "al–
férez".
Se come el típico plato llamado
lojro,
que consiste en unas rebanaditas de plátano
de la calidad "guineo" verde, bien cocidas
en agua, con papas y algo de carne, y mez–
clado todo con una cierta cantidad de maní
molido.
El pan de todos los hogares es el plá–
tano cocido sin cáscara, de la calidad "pos–
tre". Éste acompaña a unas
racachas
fri·
tas, con "ají de maní".
Otro plato regional es el relleno de
achojchas.
Entre las bebidas, el conocido, apetitoso
y solicitado
c01.cktail yungueño,
como le lla–
man en la ciudad de La Paz. El refresco
hecho del cocimiento de cáscaras de piña:
el
chinchiví,
y
otro más agradable aún: el
tejti,
chicha de maní o cacahuete.
EL PAISAJE EN RELACióN CON EL ESPíRITU
DEL HABITANTE
¿Qué puede haber sino la música, el can–
to, la leyenda, el desahogo espiritual en
una tierra llena de promesas? El yungue–
ño indígena mientras se dirige a sus faenas
diarias, va por los caminos tocando su
pin–
quillo.
El poblador humilde de la capital
aprende a manejar la guitarra o la mando–
lina y el jovenzuelo también sale por las
. noches ·con su instrumento a cantar una
4
'serenata" ·en las calles o pasear y reír en
los caminos, cuando hay luna.
Se ha creado allí mismo el "Himno a
Yungas" (por Sergio Guzmán, Humberto
García, etc.),
inspirá~ose
en; los paisa–
jes y las costumbres.
¿Por qué preocuparse mucho, si la na–
turaleza es pródiga en dar los frutos de su
tierra y _el agua de su cielo? Si se siente
Puente Villa, camino a Coroico.
un momento el tedio, hay el incomparable
recurso de la campiña, con todas sus atrae·
ciones sanas para olvidar, divertirse
y
es–
perar ...
217