Table of Contents Table of Contents
Previous Page  295 / 678 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 295 / 678 Next Page
Page Background

las danzas una orquesta, cuyo tonos varían

de una comarca a otra. Es quejumbrosa pa·

ra los pacíficos

llameros

(pastores de lla–

mas) y marcial para los bélicos

pallapallas.

Los

pallapallas,

se disfrazan con trajes

militares de todas las épocas, desde solda–

dos del coloniaje hasta el gendarme actual,

y salen acompañados de sus

rabonas

(la

mujer del soldado). Su danza consiste en

varios

paseos,

que parodian las actividades

de los españoles en persecución de los

indios.

Los

morenos,

con su levita tiesa, su luen–

ga barba y su enorme jeta caída, no hacen

más que imitar a la divertida raza negra

yungueña.

PLATOS LUGAREÑOS

Luego del baile viene una comida de

"alferazgo". A pesar de que en Yungas los

vecinos de ahora acostumbran erogar . los

gastos de su fiesta mediante colectas públi–

cas, el indio acomodado quiere todavía

darse el lujo de gastar de diez mil a trein–

ta mil bolivianos en invitaciones de comi–

das y bebidas durante su actuación de "al–

férez".

Se come el típico plato llamado

lojro,

que consiste en unas rebanaditas de plátano

de la calidad "guineo" verde, bien cocidas

en agua, con papas y algo de carne, y mez–

clado todo con una cierta cantidad de maní

molido.

El pan de todos los hogares es el plá–

tano cocido sin cáscara, de la calidad "pos–

tre". Éste acompaña a unas

racachas

fri·

tas, con "ají de maní".

Otro plato regional es el relleno de

achojchas.

Entre las bebidas, el conocido, apetitoso

y solicitado

c01.cktail yungueño,

como le lla–

man en la ciudad de La Paz. El refresco

hecho del cocimiento de cáscaras de piña:

el

chinchiví,

y

otro más agradable aún: el

tejti,

chicha de maní o cacahuete.

EL PAISAJE EN RELACióN CON EL ESPíRITU

DEL HABITANTE

¿Qué puede haber sino la música, el can–

to, la leyenda, el desahogo espiritual en

una tierra llena de promesas? El yungue–

ño indígena mientras se dirige a sus faenas

diarias, va por los caminos tocando su

pin–

quillo.

El poblador humilde de la capital

aprende a manejar la guitarra o la mando–

lina y el jovenzuelo también sale por las

. noches ·con su instrumento a cantar una

4

'serenata" ·en las calles o pasear y reír en

los caminos, cuando hay luna.

Se ha creado allí mismo el "Himno a

Yungas" (por Sergio Guzmán, Humberto

García, etc.),

inspirá~ose

en; los paisa–

jes y las costumbres.

¿Por qué preocuparse mucho, si la na–

turaleza es pródiga en dar los frutos de su

tierra y _el agua de su cielo? Si se siente

Puente Villa, camino a Coroico.

un momento el tedio, hay el incomparable

recurso de la campiña, con todas sus atrae·

ciones sanas para olvidar, divertirse

y

es–

perar ...

217