JOSE MEJIA VALEAA
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Si se omitiera esta: justa comparación, tanto
el
paren–
tesco cdmo el matrimonio no .tendrían sino una vida margi–
nal, ya no serían el centro de toda la actividad social, se des–
integraría la fanlilia y la misma economía, reflejada en la
herencia, caería deshecha por carecer de un ordenamiento
tJUe
la justifique y reglamente. En el fondo de toda la activi–
~dad
social gira el matrimonio y, como correlativo de él, el
parentesco.
.
Han vivido por la fuerza de la tradición, escondidas
dentro de las nuevas ·formas sociales del ·Ayllu, algunas cos–
tumbres ancestrales que surgían a veces poderosas, sobre
.todo en el frenesí de sus fiestas. Es así como en el valle de
1
Lima, por lo menos, en
el
m~s
de diciembre . y coincidiendo
con la madurez de las paltas, se realizaba una
1
fiesta que du–
:raba seis días. Se reunían hombres
y
mujeres en unas htter–
las,
comp~ etamente
desnudos y, comü culminación de la or–
gía, las mujeres corrían hacia un cerro algo distante del lu–
gar, mientras los . hombres las seguían, teniendo acceso
carnal con la primera que alcanzaban. ( 1). Es evidente que
esta fiesta tuvo cierto sentido religioso, como lo prueba el
( 1) Pedro de Villagomez. -Carta Pastoral de exhortación e ins–
trucción .contra las idolatrías de los indios del Arzobispado
de Lima. -Col. ·de Lib. y doc. ref. a la Hist . .del Perú. -
T. 12,
Je:>
Serie.-Llma, 1919, Cap. XLVI, p. 172: ''Otro
abuso más perjudicial que este es que por el mes de diciem–
bre que empieza a madurar las paltas hacían una fiesta que
llamaban Acataymita, que dura seis días con sus noches, pa–
ra que madure la fruta. Júntanse hombres y mujeres en una pla–
ceta, entre unas huertas, desnudos, en cueros y desde allí corren
a un cerro muy grande trecho, y cqn la mujer que alcanzan
en la carrera tenían acceso . Preceden a esta fiesta por vigi–
lia, cinco días de ayuno, no comiendo ni sal ni ají ni llegan–
do a sus mujeres".