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Este

1

ibro es una ofrenda a

las glorias de la Raza. En él va

condensado mi

cariño al Pueblo

desgraciado, que a pe¿ar de siglo

i

medio de

vida independ.ente,

sigue viviendo, en múltiples as–

pectos, la vida que impusiéronle

l.Js

Conquistadores.

Pueblo pnm:genio de

U!'

País llamado de nuevo a ser gio–

ric-o! .... Ya nadie

osa discutir

que su raza nada

tiene de infe–

rior. Ha¡ pJlsado ya a la historia

el postulado de los

blancos, de

que por inadaptable, debe desa–

parecer.

Pero no será absorbida; no

desaparecerá: lo dicen los pocos

hombres convencidos de que su

cultura renacerá un

dh,

gloriosa

i

luminosa,

como el fu.lgor del

Sol.

fIn día, los indios, llamados

así despectivamente por los blan–

cos. formaremos una nueva hu–

manidad, más

pura, i más con–

forme con su más noble destino.

De las gigantescas ruinas

i

del vaho del

Pasado, viene

in–

contenible

esta esperanza ..• ,

,: O es auc: la grandeza .fe la Raza

.sólo fué realidad en las páginas

de la Literatura i de la H storia?

Yo no pt1edo creer que tan–

tos cdos:>s del pe::1samient) hu·

mano, hayan

inmortalizado en

vano las grandezas del Imperio;

i que estas

grandezas,

al fin

i

al cabo,

no sirvan

para nada

La cultura del Imperio tie–

ne mucho que ofrecer al mundo;

desde la organización de su go·

bierno, cuya base era

el

bienes–

tar del pueblo inmenso, hasta la

organizac10n

de la familia, tan

llena de profundo afecto.

Para muchos,

el

~!amado

comunismo inkaiko, fué la rea·

lización de un sueño

per~·eguido

hoi por

lo.s hombres

que se

iienan de utopía:

por. amor a

los demás.

Para ótros

fue un

eobiern

0

siespótico i contrario a

la naturaleza

humana, que en•

1abo su iniciativa

i

dió el pue–

blo autómata,

inc~paz

de hacer

nada por sí mismo.

¿Cuál fué la verd:1d? ...•

H:>i que el mundo se deba–

te en cruenta. guerra i que miHo•

nes de

hombre.s riegan

con su

estéril sangre los campos de Eu–

ropa, la libre. la civilizada, '¿no

vemos aparecer el pueblo autó–

mata

que marcha

al sacrificio

para colmar

el odio, ia ambi–

ción i el 'orgullo

de un puñado

de hombres que representan los–

poderes de la Tierra?

¿Dónde

e~tá

la

s~periori-