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Libre
ya
de angustias, volvió al ·convento para dar las
grac.ias a la religiosa que la había protegido,
y
ésta le re–
veló toda la verdad:
·-Soy
la Madr·e' de Dios -le dijo-, que he
tomado
esta.
figura para salvarte. Estabas
ya
en las puertas del in·fierno;
pero hice crecer para ·ti el olivo de mi misericordia. No vuel-·
vas a pecar
y
un día te ¡levaré conmigo al cielo para
·si-empr·e ~.
FIN
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