Son, ad·emá,s, muy
precoées,
y
su
:f-ecundidad p ersis té
,
casi hasta los límit·es de la vejez. A pesar de los innumera-
bles peligros a que están expuestos aun antes de nacer, .su
descendencia ·conserva ·evidentemente una .gran vitalidad,
salud, vigor y resistencia.
*
Habla·remos en primer término de1 .
mestizo,
descendiente
del blanco y del indio, o más bien del aborigen
y
del blanco.
Estos s-e divid-en en. dos categorías.
La una se compone del "mestizo plebeyo", que c-onstitu–
ye el primer
nú~eo"
civilizado y progresista erí las comarcas
aisladas de la.s punas. Representa una parte considerable
de las poblaciones indígenas en las aldeas interandinas.
Los hombr·es usan camisa de lienzo, chaqueta -de lana,
chaleco y pantalón de paño
cor~riente,
sombr·ero · importado,
zapatos de cabritilla y un
a~plio
poncho de lana de corde–
ro o de vicuña. No usan corbata ni calcetines y no mascan
•Coca por considerarlo :indigno de la superioridad que
se
a·tri–
buyen sobre el indio de pura sangre.
Las muj,ere:s han adoptado un traje :bastante pintores–
co: fa: da de sa;rga de color claro, una blusita de percal y
una es·clavin3.t. de género fino adornada con ·Cintas ·CÍe algo–
dón o d.e teroe.iopelo; un ancho sombrero de paja, zapatos
de cabritilla y much<;>s anillos y aros, de plata para los días
ordinario:s y de oro para las fiestas.
·
En este grupo se hallan los artesanos, los sastres,
los
sombrereros,
los
marmolistas, los quincal}eros que escogen
para sus joyas motivo:s incaicos. También ·están entre éstos
los
empleado~
subalternos de comercio-, los porteros
y
comi–
sionistas de oficinas y de pequeñas industrias. Los más in–
teligentes e i-nstruidos ocupan los pue.sto.s bajos de la admi–
nistración púbUca en alcaldías y juzgados de provinci_a.s.
Las mujeres frecuentan
1-ª
feria que se celebra diaria–
mente en la ciudad, y suelen emplearse de cocineras, sir–
. ·vientas, ·empleadas, lavanderas y
ten~deras
.. Los niños asisten
regularmente a la escu·ela. Todos hablan el quichua, muchos
ohapurre~n
el,español y hasta llegan a garabatear cuadernos.
A estos
mesti~os,
que podríamos llamar ·"de segundo
orden", les gusta la ostentación. Sus viv.iendas, de adobes,
cuentan si
embargo con una sala-salón, con sofá, alfom–
'bra de cuero:s y un biombo o cortina que oculta la cama.
Sus
horas de comida son las mísma.s de los blancos. Pero
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