sotes
que hollaron sus templos? Hay
m~s
de una refe–
rencia de que el Cusco fué saqueado por poderosas tribus
rivales (Kkanas y Cchankis principalmente) . Cieza y
Betanzos están de acuerdo en atribuir a Pachakuteq la
segunda fundación del Cusco. Canalizóse el Watanay
en toda su extensión hasta su desembocadura (en el lago
de Muyuna, pues una erupción volcánica hizo que des–
pués cambiara de rumbo). Levantóse nuevas construc–
ciones en la ciudadela. Se edificó el lntiwasi o templo
del "Apu-Ppunchau" (Señor del Día; esto parece una
traducción del castellano al qheswa.)
Rehace los ayllus reales del Cusco y le-s señala banios.
EL RECINTO DE LA 'CIUDAD. - Las fábricas de piedra
estaban reservadas a templos y residencias reales. La
mayor de ellas se extendía por la punta de
tier.raque
alinderan los ríos Watanay y Tullumayu hasta su con–
fluencia de Pumaqchupan. Los edificios del poniente son
los más modernos, posteriores a Pachakuteq, seguramente.
Las clases escogidas y privilegiadas eran las únicas con
derecho a habitar dentro del recinto de la ciudad.
EL PUEBLO. - El común de gentes vivía en
Cchuj–
llas
o chozas de adobe cubiertas de la melaza de gigan–
tón (Hawa-Qqollaw) mezclada con paja o lana de
llama. Estas casitas se hallaban desparramadas por todo
el
distrito agrario que se extendía hasta Aqoyu.
Pedro Sancho, que vió el Cusco inkaico, dice:
"Desde esta fortaleza (Saqsawaman) se ven en torno
de la ciudad. muchas casas a un cuarto de legua
y
media
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