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niftos, desde la edad de. cinco afios, debian cumplir alguna
tarea en relación con sus fuerzas; y las muj-eres, al visitarse
unas a otras,
llevab~n
.su huso par.a hilar mientras camina–
ban· o conversaban; las princesas hacfan llevar su huso las
unas a casa de las ótras cuando iban a verse (
1) •
Hasta los
ci·egos eran empleados en d·esgranar el maiz
(2).
La
obligación
de
trabajar per.mitia evid·entemente in–
tensificar la producción, pero no era ésta su
ún~ca ~azón
de
ser. Tenia por mira, ante todo, combatir la pereza. Es un
punto ·de vista diametralmente opuesto a nuestro punto de
vista actual, y que hace del sistema incaico una economia
no-eucztdiana,
como diríamos hoy
(3).
El traba1o
se
const–
deraba como un fin, más que como un medto;
su papel era
asegura , ante todo, las
d
~~i
y
m ral del trabajador.
(4).
El inca
1
a
c·e
ra preciso ·te·–
tras que hoy el
n¡asa de la po- .
~
ión,.·el soberano
e
e)eou ar trabajos lnúti-
~"'C-'1'-'~..Q~---c:.,-.l-\;;ls
hombres
ociosos
(6) ..
Sabia que .es
(1)
Garcllaso, "Cpmentarlos", lib.
4,
ca.p.
13 ~
La
costumbre de hilar al
andar se .conserva aún en nuestros dias en las mujeres viejas peruanas
y
ecuatorianas, llevando a ·menudo al ·hijo sobre la espalda. ·(B1ngham,
"In
the WonderZand ot Peru,,
p.
40L-
Rivet.
"Etude sur Zes lnttiens de
la
région
de
Biobamba'',
ob. cit., p.
72).
·
(2)
GareUaso, "Comentarlos", lib.
4,
oa.p.
18.
Lib.
5,
caps.
11
y
12.
(3).
Luis Baud1n,
"La
lot .
économique,. "Bevue d'économfe
poltt~que~·.
julio de
1924,
p.
641.
·.
.
·
(4)
~edro
Pizarro, "Relación", p.
276.·
(5) "Historia Natural", t.
2,
11b. 6, ca.p.
12.
.
.
(6)
"J4o
que se prueba cerca de las costumbres de :J:as Indias". ''Colec–
ción de libros espafi.oles raros o curiosos", t.
16,
p.
196.
Prescott recuerda
que, según ciertos aut9res, la plaza del Cuzco ha.bria sido rellenada con
tierra traída de las márgenes del Pacinco
("H~sto~re",
tr. fr.,
t.
I, p.
173).
Betanzospretende que Pachacutec ·hizo reconstruir -el Cuzco ·para hacer
trab:a.jara los Jnd1os,
y
que recomendaba. hacer (ejercicios militares para
evitar laoc1QS1dad entre los
lbombres~
("Suma y ,N&rrac1ón", capa.
12
y
16).
Las eeremon1as religiosas ocupaban mucho tiempo, dado el número con–
a:dderable de divinidades (Ondegardo,
.,Beport",
p.
155).
En
el Paraguay,·
al contrario, los neófitos dis!rutaban de grandes ocios, puesto que. el tra–
bajo se detenía a mediodía (Sagot,
~'Le
communisme au Nouveau Monde".
Dijón,
1900,
p.
69)..
·
•
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