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"cañazo" que obsequia el jefe del hogar. Hay veces, que de .
las mejores frutas, como tunas, etc., que conducen en un' as–
no, para refrescarse del cansancio de la caminata y del baile,
y
con cuyas cáscaras suelen empadurnarse la cara, hacen un
presente especial.
Terminadas las visitas llegan a la plaza de toros, cada
una de cuyas esquinas tiene su nombre respectivo. Así: "'Jo–
llana" donde abundan las mujeres, Ichoja donde asisten más
Yarones, Pacas y Yachapa. Los que toma n posesión de una es–
quina no dejan pasar sino a sus conocencias, y, si alguien de
la otra esquina quiere penetrar es arrojado a tunazos y se
expone a que lo saquen cargado.
A la salida del primer toro entran a capear los indígenas
aficionados, en veces más por compromiso de algun a pasña
buenamoza como prueba de varonil decisión. Por el estado'
poco ecuánime de algunos se producen much as veces cogidas
de cierta gravedad; mientras tanto los espectadores siguen ju–
gando con harina, pintura y tunas, bailando y tomando el
whisky serrano (aguardiente puro de Chanchamayo) y ch icha.
En la noche se realiza nuevamen te la víspera a cargo del
"Campo" quien, con sus respectivos alguaciles, se esmera en
superar la fiesta del día anterior. Al día siguiente el Regidor
se esmera de igual manera.
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De lo expuesto, podemos concluir diciendo, cuán impor ·
tante es la función que desempeñaln los Va rayos dentro de
la Comunidad de Indígenas, principalmente para las a uto–
ridades políticas y administrativas de las que son valiosos
aÚxiliares porque les sirven de enlace. Estos no podrían hacer
cumplir ninguna disposición sin el concurso de los Varayos
que, al decir de ellos mismos, son "las manos y los pies" de
las Gobernaciones y Juzgados.