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SERGIO QUIJADA JARA

lll

Una tarde estaba pastando carneros una indiecita en un

pequeño monte de yerbas, de molle y de cebadilla, y mien–

tras puchcaba (hilaba) ·y cantaba se tropezó con una piedra

de regular dimensión, plana, cubier ta de tiera musgosa. La

pastorcita pensó' que serviría de "batán" (utensilio de piedra

que sirve para moler especialmente cereales, etc.), y se puso

a limpiar, y trepidó de una sorpresa agradable al ver trazado

el rostro de mujer teniendo entre brazos a una criatura. En–

tonces avisó a sus padres y éstos

a

los integrantes de la comu–

nidad y todos atribuyeron que era una "patente aparición

de la Virgen", por supuesto con el "taita cura" por delante,

quien señaló el nombre: "La Virgen de Cocharcas". Entonces

surgió la discusión y el egoísmo. Alguno decía: yo regalo el

terreno con la condición de que se levante la iglesia en mir.

propiedades y ayudado por otros trasladó la pied1:a, pero al

día siguiente ("como por encanto" ) apareció en el mismo si–

tio en que encontró la indiecita. 'otro día los conaiquinos :;e

hurtaron la piedra, pero también se volvió. Convencidos de

que la Virgen deseaba que levantaran su casa en el sitio en

q~e

Ella había hecho su aparición, los lfel lugar, es decir, les

izcuchaquinos construyeron su iglesia.

,,,.

Los superiores eclesiásticos, por el esfuerzo desplegado

y

por la revelación milagrosa de la Virgen premiaron coi¡i el tí-

1

tulo : "Santuario de Izcuchaca". Desde entonces festejart con

gran solemnidad el primer domingo de octubre de cada afí.o,

en gracia y como recuerdo de su aparición.

C) .-En otras poblaciones como en Pampas (capital

el.e

la provincia de Tayacaja) y en Querco

(ane~o

del distrito de

Ocoyo de la provincia de Castrovirreyna) las respectivas Apa–

riciones se pierden en la noche de los tiempos, pero, para at:–

mentar el fervor y obtener alguna entradita en los festejos

han zurcido las siguientes leyendas:

1)

.- En un lugar llamado "Pampa-Huillca", más o mr·–

nos a dos kilómetros de Querco - cuenta la leyenda- encon–

traron algunos viajeros ·sobre unos peñascos a San Francis–

co,

toscamen~e

plasmado en' piedra que yacía sobre u na espe–

cie de altarcito. Avisaren al

"tai.ta

cura" y ordenó que lo tras–

ladara n a Querco proclamándolo "Patrón del Pueblo". Pero