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Luego
traté
de hablarla en
m1
parte infinimi·
mal; . l>ero
como
astro reru1gente del salon estaba usted
roaeaaa<de satelltes, qu1enes, aesgrac1aaamente, no pude
ec1.1psar y me huóe ae contentar. con devorarla con los
ojos, con extasiarme -en. la contemp1ac1on de su belleza .
¡Qué encantadora estaba usted, cuando reclina.
da en el sofá escuchaba sonnente las
fra~es
lisonjeras de
sus adoradores .
DE€LARACION
Señorita:
Hace días que paseo por debajo de sus baL
eones con la esperanza de contemplarla aunque sólo sea
un minuto; ·pero para que mi felicidad fuese t ompleta,
en este tiempo no h e tsnido la suerte de que
se
le
ocurriese asomar a la calle su hermosa faz. ¿Débesc ello·;
a que le molestan mis solicitudes y trata de darme a en·
tender su desagrado ? No lo creo ;las deferencias que pa–
ra mí siempre h a tenido me inducen atribuir a otra
causa su ausencia del balcón, máxime cuando me cono.
ce lo. bastante, para suponer que si yo supiera que la mo.
!estaba, aun torturando mi corazón, rectificaría mi
conducta.
¿Tendré la suerte de verla hoy?
Rogándole dispense mi atrevimiento, queda de
usted atto. y respetuoso
a~orador.
OTRA DBCLARACION
Señorita: No sé si bendecir
o
detestar el día
que
vr
á
·usted
por vez
primera, pues desde entonces
he
per.