[27-30]
cedido que ponga claramente de relieve lo eficaz de este
auxilio de la señal de
.la
Cruz?
M.-Nuestro Santo Padre el Papa San Gregario nos na–
rra en uno de sus libros lo siguiente: [27] En cierta ciu–
dad de Italia vivía un Obispo, dedicado al servicio de Dios; en
su casa vivía también una sirviente que, como él, nevaba una
vida irreprochable. El diablo, para tentar al Obispo, quiso
infundir en su ánimo un mal pensamiento con respecto a
aquella mujer. Por aquellos mismos días había llegado a Roma
un Judío que, al echársele encima la rtoche y no encontrar
lugar donde dormir, decidió pasarila, como en efecto
lo hizo, en un gran templo de un Idolo. [28] Pero, sobre–
cogido de un gran temor, hizo sobre sí mismo la señal de la
cruz, por habérsela visto hacer a los cristianos, a pesar de
que él no lo era,
y
se acostó en un pequeño rincón del tem–
plo. Pero, lleno de miedo, no logró conciiJ.iar el sue–
ño. A media noche vió :entrar en el templo una enorme ca–
terva de demonios, de entre los cuales uno, el jefe y<cabe–
cilla al parecer, fué preguntándoles uno por uno a todos qué
era lo que habían hecho durante el día. [29] . Fueron todos
respondiendo y contando sus incidencias; pero se destacó uno
ºque, poniéndose en el centro de todos, habló así: "Yo hoy he
,logrado inducir a tentación al Obispo Andrés para que cometa
una acción deshonesta con la mujer que tiene en su casa. Y
logré tentarle tan violentamente, que ayer por la tarde el
Obispo, acercándose muy regocijado a la- mujer, llegó hasta a
tocarla con una palmadas en el hombvo." Apenas oído esto,
le dijo el jefe de los demonios:
[30] "Ea, vuélvete allá de nuevo,
y
si logras llevar a
feliz término lo empezado, serás antepuesto a todos tus com–
pañeros
y
te galardonaré con una hermosa corona." Visto
y oído esto por el aterrorizado judío, y sorprendido él mismo
639