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(
YAWAR FIESTA
Al anochecer, la luz amarilla del crepusculo va saltando
de cumbre en cutnbre
y
.se adentra poco a poco, se pierde, en el
fondo del ciefo. Las nubes, oscuras o blancas, se ineendian; en
el ocaso, como llamaradas
la~
nubes se rasgan;
y
el cielo, a esa
hora, desde el alto, oprime el coraz·on. Mientras, la quebrada
se apaga, comenzando de las hondonadas. La entrada de la no–
che, en esos dias, da miedo
y
pena.
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