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finidor Genera·]. A esta época se refiere un pedazo
de papel que e11contran1os entre el pergamino del
dorso de un libro .del archivo
·ael
Cuzco. todo
car·
con1ido
por
las or.illas
y en el
que sólo había
]egi.
ble lo siguientP:
"lo
que
n1ovió
a
q_ne el dicho P.
Suarez
predicara
al
Señor a111Hrrado en
la
colum–
na por todas partes
y
fué que".
En otra
'parte de
este libro
hemos sostenido
· qne fué después
del
año
1719
euando en1pezó a
propagarse granden1ente
la
devoción
al Señor de
Huanca, debido
a Ja
predicación
de los Padres en ..
cargádos del
Santuario.
I~o
que dice el papel antes nludido
sobre
.el .
P.
Suarez viene a
confir1nar
nuestra
aseYeración.
Ta] vez alguna gracia especial recibida del Se·
ñor
de
líuanca
por el P.
Sua1~ez
Jo movió a con–
vertirse en apóstol
de
sn devoción. Esas
tres
pa·
labras
inconclusas
de
la frase,
"y
fué que",
han
dejado
en el tnisterio Ja razón por la cual el P.
Suarez
se n1ovió
a
predicar
"al Señor
an1arrado
~n
]a colu111na por todas partes".
Bien pudiera
suceoer
que una
protección espe·
cial del Señ,or de 1-Iuanca en la 1lan1ada "la
peste
grande", que
asoló
el año de 1720. al Cuzco
y
to–
dos
los
pneblos con1arcanos
y
que
en
forma tan
terrible nos describe el
anónimo autor
cuzqueño,
haya
sido
el
onigen
de
las
predicaciones
del P.
Snarez.
-
"El
menor 11ú111ero
de difuntos en Ja ciudad,
era de
cien
al
día, siendo
la 1nortandarl mayor
en
los ellas 6, 10
y
15
de
agosto
y
2
de setie111bre; en–
tre
estos
J'
el
1
o·
de agosto
pasan1n
de setecientos.
I"os
ce111enterios
de las Iglesias
an1anecían
llenos
de
cadáveres,
que
ya
no había
lugar
para las se·
_µulturas en
tas
Iglesia~;
así es que tuvieron que
abrir
grandes
zanjas con
bastante
cal
en el
cemén-
terio de la Catedral, 1as que
1
también se llenaban
con
la
inultitud
de cuerpos, de
1nanera
que
faltan·