-16---"'
ante las hazañas, rayanas en. homéricas leyendas,
de aquellos indios que nacieran de los rayos del
sol: aquel que nunca supo compren<ier lo que sig..
nificaron para
la
tierra de Michin1alango, las
in–
-vaciones
de
Tupac-Yupanqui
(1)
y
de Huaina-Ka..
pac
(2);
ese tal
no
ha sido nunca un chileno de
15
años.-Y fué asi, co1110 en un día ya lejano en la his-
. toria de nuestra vida,
sentin10~
por primera yez el
ardiente deseo de llegar hasta aqu'í, hasta esta tie–
rra de Huáscar, imagen
y
símbolo de la ardorosa
juventud que ama, que rie, que
sufr~
y
que se in–
n101a
y
que es
hoy
juglar que· canta sus trovas a
los punteos de su guitarra, o poeta apasionado
que recita sus poen1as al pié de los ajin1eces de su
da1na, o valiente soldado que carga la rpochila
y
cae destrozado junto a la 8agrada insignia de
la ·
f->a
tl
ia, acostutnbrada a pasearse por los can1pos
de
bata
11a y a volver a
~us ~ua
rteles -traspazada
de balas pero
ja111ás
veucida.-Fué asi como senti–
n1os por primera vez el
de~eo
ardiente de venir aees–
ta tierra de Atahuallpa y de Manco-Inca, para ver
con nuestros ojos los restos venerandas de ·aquel
"'fen1plo del Sol (3), donde según las leyendps tan
suaves
y
ligeras, a las que nada tendrian que envi–
diar aque11as leyendas ruhias de las riberas del Rhin
que cantaban los peregrinos al a1nor del fogón,
para pagar la hospitalidad que le brindaran los
señores feudales, y que 11os cuentan que el Arco
·Iris
nacía allí de las µlegarías fervorosas de las sa–
gradas nusctas. Deseában1os venir hasta aquí para
internarnos por las espesuras de su selva, colgar
nuestra hamaca de los bananos
y
cocoteros en
flor, cruzar en piraguas las corrientes de sus ríos
cauda ]osos
y
empinado en los pieachos agrestes
de los peñascales de sus sierras tajadas, evocar la
f1
l Garcilaso ''Cmnentarios Rea1es.'"-Cap. XIX.-L. VII.
' I
f2}
n
id
---(Jap.
1Y.-L.
IX.
(3]
,,
id
. -Cap. XX.-L. lll .