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formaciones que se cfecLuan lentamenle, no Lraen sensibles al–

teraciones ni en la capacidad, ni en la inteligencia.

Las dos principales deformaciones conocidas anliguamen–

te, fueron la

zaito-uma,

craneo alargado, dolicocefalo, y la

palta–

uma

o ancho, braquicefalo; pero sobre todo en las u.ltimas exca–

vaciones hechas, se han descul.Jierto

much.as

otras formas, inclu–

so la platicefala.

La. Colonia modific6 totalmente esta costumbre barbara,

dictando !eyes prohibitivas para su uso. Emp1r1camente, pero con

criterio pre-biol6gico, comprendicron los legisladores espaiio les

la perniciosidad que entraiiaba es ta practica; por cso, el primfw

Concilio que se reuni6 en Lima en

1576,

bajo e.l Arzobispo Fray

Ger6nimo Loayza, prohibi6 terminantementc esta practica, "que

la supersLici6n de amoldar las cabezas de los muchachos, de citir–

tas formas que los indios Haman zayto uma y palta uma; de! todo

se quiten." (

163).

Mucho ce lo mostraron en su cumplimienl.o

los jueces seglares, pues fue desaparecienao progresivamente su

uso, y cdn ella las mu.ltiples alteracione9 encefalicas.

Entre las ordenanzas disponiendo la abolici6n de la cos–

tumbre, son de precisa cita, las del Virrey Toledo. En la ordc–

nanza VIII,

(164),

dice a la letra: "Uem. Mando que ningun in–

dio, ni india apriete las cabezas de .Jas criaturas recien nacidas,

como lo suelen· hacer para hacerlas mas Jargas, porque de ha–

berlo hecho se

les ha recrecido

y

recrece dafio,

y

vienen a morlr

dello;

y de esto tengan gran cuidado las justicias, sacerdotes

y

alcaldes

y

caciques en que sc hagan."

Segun Tschudi, esta costumbre persisti6 varias decadas

despues de la Conquista, desaparcciendo merced a severas mcdi–

das y hulas de los papas , comp letarnente en el s igl o XVIII.

* *

*

Las divcrsas opm10nes de cronistas,

naLuralisl.as

, legisla–

dores, bi6logos, etc., coinciden en que el proccclimiento llevaba

consigo, en un buen porcentaje de casos, la injuria de los cen–

tros nerviosos. No de otra forma se explican las severas or<lc–

n~nzas

contra su practica, sino hubieran comprC'ndido sus pPr–

niciosos efectos, aun cuando a la dinasLia espafiola le importa1·a

un ardite el porvenir biol6gico de la raza sojuzgada; pero si era

de interes primordial su buen rendimienLo ffsiCOi rendimiento q1ie

s6.lo

podia darlo al maximo un cuerpo robusto.

(163)-Larrabure y Unli.nue. - Monografias hist6rico_amerlcanas, Lima, 1893.

(164)-Memorlas del Virrey Toledo; tambien clta de E. Romero. - Mono–

grafia del Departamento de Puna.