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des de que nacen;
y
se ve tambien tullirse los hombres de grandes
resfriamient.os,
y
Ia medicina usada,
y
provechosa en aquella
tk·
rra es Ia carcaparrilla y el palo Gayacan que en Castilla dicen Pa·
lo de las lnd ias; e.I cumo de la carca bebiendola cuando es fr esca
es cos a aprobada, y es Le mal se cxpele por sudores: van much or,.
a curarsc a Ia ciudad de Guayaquil a dond e se coge Ia carca; n;
por maravilla deja a lguno de sanar" (177).
Sc ve bicn franca la eoncomiLancia de lo s dos proce os:
l!1
ma! de buba , o la lue venerae para lo inves ti gado r es, y el tu.lli e–
sc o b a ldar, que en el folk-lore popular es sin6nimo de paralisis
en las cxLremidades inferiores.
I
hay algo mas, n6 solamente
cl ef'ecto terapeutico de la yerba zarzaparrilla, s ino .la muy nota·
ble obscrvaci6n de mcjorar y sanar por lraslado a una regi6n m:.r
cho ma calurosa, cu al es la de Guayaquil.
i,
Serfa nos pregunta·
mos una cspecie de pireLolcrapia empirica, que bene ficiara el pro·
ceso nervioso
?.
Volveremos sobre cste t6pico en la ·secci6n Lera·
pcutica, pues segun algunos invesLigadores, parece que existi6
esLc traLamienLo empirico en tre los indfgenas, s obre Lodo para las
afecciones de la piel.
Es bastante sugestivo un h echo crono.16gico relativo a la
hi s tori a de las manifestaciones nerviosas sifilfticas. Probado
el origcn americano a pesar de violentas discusione (
178),
las
manifestaciones nerviosas, s6 lo se fu eron observando despues de!
estallido de .la forma epidemica a fines del siglo XV (
179),
pn-–
diendose solamente catalogar las formas paraliLicas. EI hecbo
en sf cs rerrrarcable s i se piensa quc fu e importada de America
y
junto con la exacerbaci6n de .la virulencia del treponema, hubie.·
ron los consig·uientes ataques a l neuro-eje. Pero Ia importaci6n
americana es origen de fuertes controversias, aun no resueltas.
Hay autores que afirman s u existencia el Europa, mucho antes del
descubrimiento de America, sin recurrir a las citas bfblicas.
Aqui debemos mencionar una manlfestaci6n nerviosa, atri·
bufda por un notabl e inves tigador nacional a la sffilis. Me re·
fi ero a la Taqui oncco o Ccara oncco, de la que me he ocupado
e:x:tensamente. Sabemos tambien que Valdizan crey6 se tratara
de la coreomania epidemica y nosotros pensamos pueda haber co·
rrespondido en algunos casos a esa enfermedad, como a Ja deno–
minada distonia lenticular o espasmo de torsi6n. En Ia Obra de
Tello, citada anteriormente, adelanta su opinion de que estas m'a–
nifestaciones nerviosas, puedan ser atribuidas a la sffilis. No
(1T7)-'Herrera. - Decada V.
Lib.
X . Cap. X . p . 237 - Clta de
Tello
(Ant.L
gUedad
de la
sifllls en
el
Peru. -
Ob. cit.).
(178)-Ver
Montejo
y
Robledo. - Congreso Internacional
de
America.nlstas,
Madrid,
1881; Francisco
Pell.a.
Trejo, El origen
america.node la sifL
Its, 1926;
Tello. -
Ob. cit.
(179)-Max.
Nonne. -
Si11Us
y
slstema.
nervioso, 1924.