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ERNESTO MORALE$
se v10 testigo de
la
guerra civil que ensangrent6 y
mancb6 a los conquistadores. Ocbo aiios despues
de llegar, en
154
I.
comenz6 la primera parte de su
Ct6nica
que no terminaria basfa
1550 ( 1) •
Segun un narrador erudito, Cieza era un jo–
ven "bumano, generoso, rebosando nobles sim–
patias, obediente y met6dico, en el espectaculo de
la
crueldad, del pillaje y del mas desenfrenado van–
dalismo, propio para engendrar el tipo contrario".
lndudablemente, habia en
el
la envergadura moral
de un artista: Era un alma buena. Quizas su falta
de cultura impidi6 que ella se expresara con len–
guaje superior al del simple cronista; pero hay pa–
ginas de sus libros que por su veracidad pertene–
cen a
la
bistoria y por su valor y justeza de ex–
presion, al arte. Observador sagaz, Cieza esci:ibi6
como por mandato de su espiritu, maravillado de
lo que veia. Confiesa: "Y como notase tan gran–
des y peregrinas cosas como en este Nuevo Mundo
de lndias bay, vinome gran deseo de escrebir algu–
nas dellas, de lo que yo por mis propios ojos ha–
bia visto, y tambifo de lo que babia oido a per–
sonas de gran c.redito" ...
( 1) He aqui el titolo con qoe ella aparecio, en 15
5
3,
ya estando <;:ieza de Leon en Espana:
Patte ptimeta de la
cbr6nica del Peru, que tracta de la demarcaci6n de sus
pro–
vincias, la descripci6n dellas, las fundaciones de las nuevas
ciudades, los ritos
y
costumbres de los indios,
y
otras cosas
estraiias dignas de set sabidas.