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exíc ,
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la an o uno
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se p ici nario (Jo–
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na), qu e « e
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scubr i
n peñol e hi rro
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la r e onda d 1 e
o ... q
este te t igo omo herr ro que
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le
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o o se cojio ...
y
vio que era muy buen
hi er
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y
e la r bien de que e hizieron algunas cosa
1
mo t o1nill alacranes e clavos de herrar. ..
»
(Mx–
XI
M1 AVAL,
op.
I,
pá ·
51).
Además , en dicha expedi-
i /
n, a
1
i
a
según cuenta el propio Mexía,
toparon
«
\na, nacion de yndios chiriguanae que comian carne
v
a
mata,uan a los yndios que seruian a los espa–
- 1
s ...
y.
el di ho capitan hernan mexia dio en ellos con
h
sol a os d e suerte qne lo prendio a todos o la ma–
or
p
r te d llos e
a
otro mato... trax ante
SLt
gouer–
, dor t
, ndole mucho p ellejos sobados de eneros de
ndios m a,nos y cabe9as que ellos auian muerto ...
»
(Op.
cit.)
pág. 33).
Por otra parte, don Alonso de la Cámara, teniente de
gobernador de San Miguel de Tucnmán, nos dice que
«fue por mandado del gouerna<lor gonzalo de abreu de
fi bueroa a descubrir el camino que ay dende cordova a
las prouincia de chile n compañia de catorce onbres
[por] amino no sabido y de muchos naturales a mucho
niesgo de su persona porque tubieron en el camino mu-
has rrefriegas y batallas con los naturales yndios del
camino ...
»
(CAMARA,
op.}
pág. 377) . Lo cual confirman
varios · co:rtqui tadores, entre ellos Juan de Ludueña,
quien expresa que
«
E?alio de esta ciudad [de Córdoba]
el capitan anton berru por orden del gouernador gonzalo
de abreu a descubrir el camino de la ciudad de san Juan
de la Frontera prouincias de chile el qual llebo ciertos
soldados al dicho descubrimiento entre los quales fue el