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EN LA TIERRA DE LOS INCAS

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tigres,

y

se dice que fueron tornados del 'remplo del Sol, don–

de estaban uno a cada lado de la escalera que asciende a las

terrazas. Las peanas están labradas en forma tal que favo–

rece la hipótesis de que originariamente estuvieran coloca–

'das en alguna clase de pared, quizá en una albardilla. Tie–

nen dos pies de alto.

(1)

Una de las cosas notables e interesantes del Cuzco es la

Alameda, al sur de la ciudad, sobre los bancos del Huata–

nay y frente a los jardines del Sol. Es una área larga y un

tanto Pstrecha, plantada c!e sauces y alisos con algo de gus–

to y tiene una especie de templo griego en el fondo. Pero

nadie se

pa~ea

aquí

y

está inyadida de cactus .Y malezas so–

bre las cuales las lavanderas del río vecino extienden la ropa

a secar. El espíl'it.u público en el Pe1·ú es espasmódico

y

to–

das las obras de embellecimiento despier·tan sólo un interés

momentáneo y luego sucumben por la 'apatía general del

pueblo. Los sentimiento::; afectivos hacen que los· varios

pa,nteones

o cementerios se conserven en condición decorosn.

y el del Cuzco es elegante

y

bien ordenado. Pero causa extra–

ñeza al visitante, que habiendo tanta tierra O.ispuesta a re–

cibir

.Y

guardar paru ¡;iemp1'e los rest9s de los muertos, sean

éstos metidos sólo por uno o dos años en nichos, en las pa–

redes, y después, e.xtraídos y quemados o enterrados en un

rincón.

Mi primera visita al panteón fué en las priú1eras horas

Je la mañana, y conforme mE> acercaba al barrio de Belén,

en un extremo de la ciudad, en que se encuentra el cemente–

rio, observé en la calle una procesión que iba delante,. prece–

dida de

alguno~

hotnbres que llevaban velas, uno que toca–

ba

u:.~

violín

y

otro que t.añía un clarinete. Al pasar por

aquel ba,rrio de casas esc•Jálidas, unas mujeres con los cabe–

llos desg·reñados se agolparon precipitadamente detrás del

féretro

y

comenzaron a dar los más fuertes

y

extravagan–

tes lamentos que puede producir el organísmo humano.

Quedé asombrado con la violencia de aquel duelo y maravi–

llado de que tan profundas simpatías populares Ae hubiera

conquistado aquel difunto. Alcancé la procesión o más bien

(1).-Los pumas del museo de la ¡¡eñora María Ana

Cen~no

se con–

servan en la misma casa, hoy de su no menos .distinguida descendiente

señora Carmen Vargas viuda d

e Roma

inville. El museo de antigüedades

peruanas de la Universidad del Cu7.co, es hoy sin duda alguna, uno de los

más ricos del mundo, sobre todo en materia de artefactos incaicos de pie–

dra. Existen valiosas colecciones particulares en vías de expropiación por

la Universidad.Las leyes del Estado protegen los monumentos históricos,

prohiben la exportación de antigüedades

y

reglamentan las excavacio–

nes.-N. del T.