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EN LA TIERRA DE LOS INCAS

el trabajo acostumbraban iniciar aquí con sus propias ma"

nos,

la~ lR>bore~

de la siembra

y

la cosecha. Cuando llegaba

la época de la labranza y se celebraban las fiestas del casó; -

el Inca en persona llega'ba a las terrazas de Colceampata

con g-ran pompa.

Y.

cfn·emonia, y -c0n1an pico de oro, comeii•

zaha a roturar la .tierra; y cuando las mieses

dt~l

maíz y de

la quilllla estaban-madura¡;;, volvía .otra v-ez a Colccampata

y

co~echata

las primeras espigas. Los .frutos e.¡¡ltivadog

aqui ,:1\rectamente por el Hijo rlel Sol eran sagrados, y,

·co~

mo lns seo1i:!.-,,;; rlP la Isla de Titicaca, eran distribuidos pa-

ra ser sembrados er. todo

el

Imperio en las tierras destina•

das al Sol. Se enseñaba a.¡;;f al pueblo, ·cuidadosamente, . qué

los favores de su D_ios s.e · perpet-uaban por mediación rle sus

Hijos,

y

a consideta'r a los

Inc~s

como la personificación de

la bondad

y

la misericordia de Aqu(Sl, así como de su poder.

(1).

.

No puf'flo dejar el

(

-uzco antip:uo sin ui1as cuantas pala–

bras

aeere<-~

ele su príl'tiuo P!'plr>ndor e importancia deducible

de la o.l:seJ·\,ac.ión de

~Ul'

monumentos. 'l'odos los que estu–

dian la Arqueolog ía

y

la I;Ji;;;toria de América tienen por

cierto, que.los espa-olBs, al habln:r del número de los enemi–

gos can que

Sf>

f'

1conb1'Hron, nunca peearon por defecto.

Por ·· el · co_ntrai'Ío . mu,

.a

menudo incnrdet·on en- exnge-

ración. Según sus 1a rraciones lu1!ha-ron con ejé1 citos que so–

brepasaban.en

·número a cna

to~

f'e · vieron ·eo en a !quiera de

los campos de batalla de las gr·andes guerraf' de . la historia

moderna, y los denotaron. Má.s numerosoA que los que lu–

cha-ron por· cualquier lado en Borodino, Leipzig; Waterloo,

tv.[a.nas!';aR., Cha.ncellordsville, Gett.ysburg, Villafranca, Sado–

wa o Sedan. Pero descartando toda exageración no hay du–

da

qiJ~

Cortés, Alvararlo y Piznrro con sus pocos centenares

de jinetes e infantes se e11fr'euta.ron .e;on tropas muy superio–

re:s en núnléro ·pero también muy -inferiores ·en ar.mas. Las

ciudaf.lps de que tomaron po·sesión ·son invariablemente pre–

sentad~'!

A

como grandes y populosas y las cortes·de sus prín–

cipes como imponentes a-ún para quienes estaban familiari ..

zados -eon ·la historia y las leyeudas acerca de la magnificen-

cia de los árabes. ·

-.

_..

.· En muchos respectos,quizás en muchísimos, fué el Cuzco,

li'ino la más populosa, la .ciudad más grande en tod -Améri–

ca. Puede mu3• bien creerse que ten,ía extrañas

riqne~as

de '

oro y plata e imponen-tes eclifidos, pues, .esto está confirma–

do por pruebas concordaotes y _ruinas gue aún existen; perQ

- (1)-Una admirable evocación de estas fiestas puede leerse en el

bello cuento de Ltüs E. Valcárcel·

~itulado

''Cusi Puma" .-N del T.