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EN LA TIERRA DE L=.O::.:S:...::.:IN..:...C::.:A:::S:__________

15

rnente los españoles.mataron ·más de cuarer!ta millones rle

gente.". · ·

·

La antigua población del Perú puede dividirse en gentes

de la Costa

y

de la .Sierra, las 'principales carácteristicas de

las cuales' estabnn détermina<'las por las condiciones físícas

de la región que habitaban. Los pueblos de la Sierra se sub–

dividían en tribus

o

familias, según condiciones físicas tne-

'UOS

marcadas.

.

.

Lo¡; bn.bintantef'; de la Cof';ta gozaban de un clima com–

parativamente suave, aunque en ocasibnes estaban expues·–

tos a calores ardientes aumentados por la reflexión· de ·Jos

rayos directos del Sol sobre las a1·enas del desierto y las coli–

nas desnudas ue árboles. La lluvia no caía nunca enlama–

yor ·parte de la Costa,

.r

si caía en alguna parte, era tan ra–

ra Yez y en cantidad tan pequeña, que el

prot{'~;erse

contra

Pila

resultaba una cuestión secundaria. No tenían ellos ani–

males doméstiéos, excepto, quizás el cuye o lechón de

Gui~

nea

(1)

y sus tierras apropiadas eran muy raras, para desti–

narse a la plantación de maderras, cuyo uso ea

~nas

construc–

ciones era por

e0

oig· ien e muy 1·educido. Cómo est,as con–

dkioneE., ne(i!esaria

ent~

cualificaron, si no impusieron sus

métodos de coustrucci6m, y cómo modelaron su vida social

y política, no p-uede dejar de perCibirlo

ningm~a

mente re–

flexiba.

En la Sierra, por otra parte,donde debido a la altitud, el

clima es riguru so con frecuencia, donde las lluvias caen du.

raute gran parte del año, donde la llama es

ur;

animal de

carga y de consumo 'Alimenticio, y donde los escapos de un

agave, o los bosques de los valles que van al Amazonas pro–

porcionan algo de madera, se comprende que la arquitectli–

ra de la población ¡.:e diferenciara marcadamente de la de la

Costa

y

que organizaciones muy diferentes civiles, sociales

y

religiosas debieran surgir, aunque tengamos que;t:dmitir que

los pueblos de la Costa

y

de la Sierra fueron originariamen–

te de una sola procedencia. El inmenso mar estrellándose

con e¡;truendo, contra los peñoneR de la Costa, impresiona–

ría como es natural la mente 'del habitante de la Costa infun.

diéndole reverencia

y

temor, induciéndole a personificar su

irresistib1e poder e inspirándole a dar a Viraccocha, dios

de

1

Océano, el primer lugár entre sus divinidades primiti–

vas. Por un ptoceso semejante, para el aterido habitante

de las montañas neva'das, o de las mesetas escarchadas, el

Sol, fuente de luz y de calor) dispensador visible de todo lo

,

[1].-Elcuye o conejillo de Ini/;ias ni es

lechón

ni es

de

Guinea. (N. del

T).