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COROLARIOS

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23°26'58,9". El ángulo extimado en 1920 por dicho autor, 23°26'50,2",

se verificará en un tiempo futuro, exactamente en 1939.

.Siempre con atención a las cifras, es necesario consignar que el dato

de base, es decir, la diferencia de 27'22" atribuída por el Autor al cálculo

chino, es igualmente inexacto, pues la diferencia con la oblicuidad de

1920 es de 27' 1,1". Si restamos, en efecto, 27'22" de la observación

china, 23°54', tendremos 23°26'38", lo que vale como decir que la di–

ferencia anotada por Posnansky se verificará en un tiempo relativamente

lejano, justamente en el año de gracia 1965.

Nada justificaría el trabajo intelectual y

la atención requerida a

mis lectores, sí llegáramos, al final del capítulo, a formular conclusiones

que dejasen las cosas en el lugar en que estaban, como sucedió a los que

siguieron el método, por otra parte económico de energías, de limitarse

al cotejo de la literatura tradicional.

Sentamos, pues, como corolarios de nuestra discusión:

1,

que no son admisibles los invocados cataclismos de Tiahua–

naco;

II,

que el lago bie

pudo, muy pocos siglos antes de la con–

quista, llega hasta la orilla de las ruinas;

III,

que la altura de la alvíplanicie no ha variado después del

terc(ario, y lo

gruesos )namíferos de la Puna dejaron

sus huesos en capas horizontales, las cuales no han re–

sentido el plegamiento andino;

. IV,

que la región del Títícaca no es sumamente fría, ni árida,

y

es falso que en ella no prosperen los cereales, pues los

cultivadores de aquel territorio producen el maíz, el tri–

go y la cebada;

V,

que la densidad de población del sector de Tíahuanaco, y

en general de las orillas del Títícaca, es sobrepasada tan

sólo por los centros urbanos de mayor importancia;

VI,

que el cálculo imaginado por Posnansky para medir la an–

tigüedad de Tiahuanaco está · fundado en una serie de

errores: en primer lugar premisas generales gratuitas o

equivocadas; segundo, interpretaciones antojadizas de los

monumentos, y en tercero, cálculos que, a pesar del apa–

rato matemático, se resuelven en una· serie de despropó–

sitos de geografía astronómica.