MONSTRUO FELINO-GORGÓNICO
277
Los lectores contestarán fá–
cilmente que
todas
no, pues se
ha visto que su gran mayoría
carece de fundamentos de in–
formación, y otras son innece–
sarias, o absurdas.
Sin embargo,
queda~
siem–
pre un cierto número de corre–
laciones, que sería imprudente
rechazar sin meditación. Obli–
gándonos, por ejemplo, al es–
cepticismo más
riguroso, po–
dre1:11os permanecer incrédulos
ante ciertas "analogías de pai–
saje", como la del pasillo Ma–
ya de Yaxcbilan (lámina III)
con
la
famosa
"galería" de
Tirinto, que se
resuelve, en
sustancia, en el descubrimiento
independiente de la bóveda en
saledizo (cuyos
ejem~los
tene–
mos basta en
la Argentina).
Prometemos guai:¡dar igua
re,.
serva (ver pág. 17
ante la
disposición del colmi1Ío en una
gran cantidad de representacio–
nes del máximo
aa(µrov
pe–
ruano, idéntica
a muchas fi–
guras gorgónicas del Egeo, Ta–
rento y Siracusa (tienen éstas
también, la lengua pendiente,
comunísima en el Perú), por–
que imaginamos que en ambos
casos se trata de reproducir la
disposición del diastema den–
tario de los felinos. Conserva–
remos nuestra actitud crítica
ante la presencia de urnas-caba–
ñas, redondas y rectangulares,
tanto en América como en el
valle del Tiber (fig.
75
y 76),
en homenaje a la identidad del
Las
tres
primeras
son
v;aciacioncs
del monscroo
felino·
gorgónico,eo
la
aJfartría puuana. La fig.
74.
que rc:pro·
duce: un fragmento de:
una escultura de: P01lc:nquc:,
indica
que
la
misma
imagen
rup.ue:ct
en Mijico.
Nócuc:
que:
juntamente con
la
de:
Chavín
(lámina XV).
la
composi·
dón mtjic.tna consuva
mis
fielmente: d
carictu
de:
lu
gorgonas clásicas.