Table of Contents Table of Contents
Previous Page  275 / 470 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 275 / 470 Next Page
Page Background

UN ROSTRO MATEMÁTICO

243

ni objetos, ni ornatos, ni símbolos, constituyen algo nuevo y original

del altiplano, de tal modo que el patrimonio etnográfico, o

cultura,

por

lo que indican los restos, no ha sufrido alteraciones.

Préstase excepcionalmente a la meditación este aparente contrasen–

tido, que se resume en la fórmula: identidad de contenido objetivo, y

desigualdad de expresión figurativa. Me atrevo a decir que posiblemente

el misterio no es tan hondo si tenemos en cuenta el factor ergológico.

Como es sabido, desde que varios investigadores lo han demostrado, un

pueblo transfiere habitualmente de una a otra industria las modalidades

requeridas por la materia. que más ampliamente está acostumbrado a

tratar.

Se ha observado que muchos artistas del Renacimiento, trataron

el mármol con lógica de pintores. En los pueblos primitivos el efecto

estilístico debido a peculiares tirocinios industriales es todavía más sen–

·FIG.

66

Escuhura acéfala

tiahuanaca ,

SU{'Dtsto

idolo,

tn qut

la

línu rrcu, mis que predominio,

rje:rct una vtrdadtra dunía . A puar dtl

caráct<'C

tosco del

conjunto, no

u

mono·

mento primídvo ni

upont i neo,

en

Ja

au~p­

ción rigurou de dichos vocablos . Una ex-

clusión ddibuad:11

dt

J;u

línus

y

relíevu

corvos no puede obedecu sino a un

rdina·

miento, debido

3

su vez, como se enuncia

en

tste escrito,

::i.

b

influencia

técnica de

peculiares

industrias.

sible. Tenemos así a artistas de la arcilla

que han impreso al figulino la forma y

los adornos de una obra de canastería .

Muchas de las llamadas estilizaciones del

dibujo de un animal o planta son efec–

tos de la misma causa. Observando los

rd1eves de Tiahuanaco no es del todo

difícil establecer que los consnuctores se

han conservado fieles a un arte extraño

ht escultura, cuya influencia ha sido

decisiva en el orden general de la compo–

sición, y además ha determinado la con–

cepción de las singulares figuras, del friso

y de los detalles estilísticos de cada una

de ellas . El

quid

que diferencia este esti–

lo de los de Nazca y Chimú, es el res–

peto de

todas las ex igencias de dibujo

que impone el arte del tejido. Con una

frase expresiva indica MITRE esa tiranía

lineal, al decir que la cara del personaje

central de la portada es

un rostro mate–

mático

(XIV,

p. 19) . Los escultores han

transferido a la piedra no solamente las

reglas de construcción de un dibujo so–

bre la pauta cuadra ngular de un caña–

mazo, como lo demuestra a

las claras

el personaje acéfalo de la fig . 66, sino