A lo confuso
y
vago del conocimiento ini–
cial de la sociedad precolombiana, ha segut..
do una más firme aprehensión de las
remo~
·tas realidades.
Sabemos mejor que los cronistas que no
sólo el Imperio Inkaico ocupó con sus he–
bhos la vasta época de que dan testimonio
los 'monumentos
y
las reliquias arqueológi–
cas; porque son cada vez más numerosos
los indicios que nos hacen sostener, sin te–
mor a precipitaciones, que el Perú fué tea-.
tro de variadas formas de la cultura huma–
na; que en largos ciclos de desarrollo, se
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