Table of Contents Table of Contents
Previous Page  26 / 388 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 26 / 388 Next Page
Page Background

XII

corrompido aún en demasía.

En el

Ollantay,

pues, debe haber abundante material para nues·

trn

caso,

con más Ja sintáxis de esa lengu.a,

de la cual sin taxis nada o casi nada dice Gar·

cilaso. Si pudiéramos haber a las manos, como

lo hemos . pretendido, sin lograrlo, el texto

Que–

chua

de esa obra, como habemos la tradncción

castellana de Pacheco Zegarra, talvez nosotros

mismos nos pondríamos :en el empeño. De to·

dos modos, insinuamos la idea a nuestros com·

paisanos, que la sabrán aprovechar mejor que

nosotros.

La

Toponimia.,

la

Botánica

y

la

Antropo·

nimia,

son otros tres criterios que hemos apro–

vechad

a

la formación de loa

Vocabularios

del

a -

·i

Por lo

ue mira a

lfl. primera, después de

cmerr a de su gran variedad, hemos re–

fle:xj ,

ue el Inca conquistador

y

sus su–

cesore8, como cualquier otro conquistador del

mundo, estuvo en la imposibilidad de eambiarla.

¿Ni por qué, ui pa1·a qué, ni cómo, ni funda–

do en qué razón lo bubiera hecho

?

Va riar los

nombres de los cerros, lugares, ::dtios, ríos, que–

bradas, lagunas, &. &, de un país, no es obra

hacedera"-por imposición política u oficial. ¿Qué

maremagnl\.m no resultaría de tocar en este pnn

4

to geográfico? ¿Gómo entenderse

y

dars.e ma·

ña para la conservación

y.

gobierno del mismo

pafR conquistado ?-La

Toponimia,

pues, de nues·

tra Región , debe perteQecér al

Cañari,

salvo

uno que otro nombre,

Patama·rca,

verbigracia,

Incapi'l'(Ja , Pucara, Tumipampa

y

algunas más,

de origen reconocidamente

Quechua.

En conse–

cuencia, hemos incluído en el vrirnero de nues–

tros

Vocabularios

del

Uañari

lo más que hemos