![Show Menu](styles/mobile-menu.png)
![Page Background](./../common/page-substrates/page0425.jpg)
BOCETOS HISTÓRICOS
}53
los atacantes a todo correr contra el enemigo y en el que
1a
ac–
ción apenas dura unos minutos; no del ataque a mansalva en ·
el
interior de un recinto donde se hallaban aglomeradas más
de seis mil personas indefensa:s, y en donde los sabhis segaban
las cabezas por decenas en un ataque y persecución implaca–
ble, que duró desde las cuatro y media de la tarde hasta muy
entrada la noche, donde sólo la lluvia torrencial detuvo el ase–
sinato de los fugitivos indios.
Pero qué, se puede esperar seriedad y justicia de un hom–
bre que, como Lummis. al tratar de los injustos cargos que se
hicieron a Atahualpa para sentenciarlo a muerte, entre
los que el principal era que el Inca fraguaba un levan–
tamiento contra los 2spañoles, dice: " sobre este cargo, nues–
tro juicio de lo que sobrevino (el suplicio del Inca ) . debe
guiarse no solamente por lo que
e1'a
ci·erto, sino más bien por
lo que los españoles
c1'eían que lo e1'a
" ...
!!
A Pizarra lo juz–
ga como " un hombre
de palab1·a, humanita1'io
y que le repug–
naba faltar a su promesa". A Manco II, el Inca ultrajado por
el avariento Hernando Pizarra, lo llama "indio pérfido y
ruin", y por lavar en su héroe, el gobernador Pizarra, la
mancha de ingratitud y de crueldad en la primera guerra ci–
vil del año 36, caJ·ifica al desgraciado Almagr·o como " hom–
broe bellaco, vulgar, desleal, farsante, ambicioso y archi–
traidor ".
Nada sorprende ya en este espíritu ligero y de tan po–
cos escrúpulos para sus juicios; lo que apena es, la desi–
lusión que sufrimos al ver desvanecerse el crédito de un
hombre, como el maestro Altamira, que un día nos habló
del valor de la historia y el respeto que los hombres de–
bían tener a sus severos juicios; ponderó el pasaido de Amé–
rica, tan grande. como es su ide·al en el futuro; sostenedora hoy
de la más hermosa democracia que ha conocido la historia.
Esto, no obstante, el maestro, olvidando la buena doctrina,
ha hecho la apología de la obra de un falsario, que hiere el
patriotismo de muchos pueblos de América, sobre todo de
México y el Perú; y hay un hecho más grave aún: ese libro
pernicioso se ha recomendado para su distribución en las
escuelas de España, y se ha mandado por centenares a la
América, para que, de igual modo, se recomiende como obra
de lectura en nuestras escuelas y colegios; en las librerías de