![Show Menu](styles/mobile-menu.png)
![Page Background](./../common/page-substrates/page0262.jpg)
202
HORACIO H. URTEAGA
pudo resistir sus convulsiones. La dirección del sacudi–
miento era del Noreste y duró cerca de cuatro minutos.
Don J osé Eusebio Llano Zapata, que fué testigo presen–
cial del fenómeno, nos ha dejado en sus "Memorias Históricas
y Apologéticas '', una descripción detallada del cataclismo, y
a él cedemos en el relato: " Las 10 y 1 2 de la noche, dice,
fué la hora del cataclismo; saliendo el mar de su centro más
de un cuarto de legua, inundó este puerto, y arrancando de
sus cimientos sus edificios y fábricas los sepultó en su seno
con más de 9,000 habitantes, qu•a perecieron sumergidos en
las aguas· á excepción de 20 que libraron en un lienzo de mu–
ralla del fuerte de Santa Cruz y otros que pasaron de 200
que fueron arrojados á playas y pu•artos; quedando el área
en que se contenía sus fábricas limp·ia de desmonte, lo
1nis–
mo que si le hubie1·an bar1·ido sus edificios.
¡
Todos los edi–
ficios públicos y los conventos e iglesias, Santo Domingo,
San Francisco, San Agustín, La Merced, la Compañía, San
Juan de Dios y el Hospital Real, quedaron destruídos; todos
estos conventos mantenían crecido número de religioso , no
siendo menos considerable la clerecía, que ilustraba aquella
infeliz población. Se tragó también los cuatro muelles prin–
cipales y la muralla, que era de piedra de cantería. Tenía
ella tres millas de circunvalación y catorce baluartes, de lo
que nueve miraban a tierra. . . . . . Se sumergieron, asimis–
mo, diecinueve embarcaciones grandes, de las veintidós que
habían surtas en el pu
1
erto, de las que tres, pasando las más
altas torres y muros, vararon casi a. un cuarto de legua de la
playa con cuarenta pequeñas entre balsas y canoas; que en
los Chorrillos corrieron igual fortuna a las primeras, ha–
biendo absorbido el mar con esta irrupción los puertos de
Caballa y Guañape ".
Entre e tas embarcacione trasportadas así de modo tan
extraño por las olas, se cuenta el navío "San Fermín ", de
treinta cañones, que elevado por encima de las torre de
las iglesias cercanas de la ribera, fué llevado por un inmenso
tumbo y varado a cerca de un kilómetro de la orilla en el lu-