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HORACIO H. URTEAGA

pudo resistir sus convulsiones. La dirección del sacudi–

miento era del Noreste y duró cerca de cuatro minutos.

Don J osé Eusebio Llano Zapata, que fué testigo presen–

cial del fenómeno, nos ha dejado en sus "Memorias Históricas

y Apologéticas '', una descripción detallada del cataclismo, y

a él cedemos en el relato: " Las 10 y 1 2 de la noche, dice,

fué la hora del cataclismo; saliendo el mar de su centro más

de un cuarto de legua, inundó este puerto, y arrancando de

sus cimientos sus edificios y fábricas los sepultó en su seno

con más de 9,000 habitantes, qu•a perecieron sumergidos en

las aguas· á excepción de 20 que libraron en un lienzo de mu–

ralla del fuerte de Santa Cruz y otros que pasaron de 200

que fueron arrojados á playas y pu•artos; quedando el área

en que se contenía sus fábricas limp·ia de desmonte, lo

1nis–

mo que si le hubie1·an bar1·ido sus edificios.

¡

Todos los edi–

ficios públicos y los conventos e iglesias, Santo Domingo,

San Francisco, San Agustín, La Merced, la Compañía, San

Juan de Dios y el Hospital Real, quedaron destruídos; todos

estos conventos mantenían crecido número de religioso , no

siendo menos considerable la clerecía, que ilustraba aquella

infeliz población. Se tragó también los cuatro muelles prin–

cipales y la muralla, que era de piedra de cantería. Tenía

ella tres millas de circunvalación y catorce baluartes, de lo

que nueve miraban a tierra. . . . . . Se sumergieron, asimis–

mo, diecinueve embarcaciones grandes, de las veintidós que

habían surtas en el pu

1

erto, de las que tres, pasando las más

altas torres y muros, vararon casi a. un cuarto de legua de la

playa con cuarenta pequeñas entre balsas y canoas; que en

los Chorrillos corrieron igual fortuna a las primeras, ha–

biendo absorbido el mar con esta irrupción los puertos de

Caballa y Guañape ".

Entre e tas embarcacione trasportadas así de modo tan

extraño por las olas, se cuenta el navío "San Fermín ", de

treinta cañones, que elevado por encima de las torre de

las iglesias cercanas de la ribera, fué llevado por un inmenso

tumbo y varado a cerca de un kilómetro de la orilla en el lu-