BOCETOS HISTÓRICO
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gar que hoy se señala con una pequeña cripta en la esquina
del Mercado.
Era ese lugar, entonces, perteneciente a Chacra Alta;
y
como el navío citado, otros más y en diferentes lugares, se
vararon también. Los náufragos del " San Fermín '' que
lograron salvar, aseguran que los elevó un monte de agua
más alto que la isla de San Lorenzo.
Cosa parecida a la de los navíos ocurrió con la iglesia
de los padres agustinos que, según lo asevera el padre Lo–
renzana, de la Compañía, el mar trasportó casi entera a una
isla inmediata. Hay que advertir, que el •edificio era de caña
trensado en madera.
Según las juiciosas observaciones de Arrú-s, apoyadas
en los relatos de testigos oculares, las dos más grandes olas
qu
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e inundaron el presidio del Callao, arrasando con cuanto
encontraba en su camino, hasta una legua de distancia, vi–
nieron, según todas las probabilidades, entre el N. y NO.; al
chocar con el cabezo de la isla de San Lorenzo, en vez de
S'i!–
guir toda la masa de agua directamente al sur, se dividió
viniendo una parte al centro del Callao. Al no haber ·existido
la isla de San Lorenzo, es indudable que esos grandes tumbo
de agua habrían ido a chocar a la costa del sur, causando po–
co daño al Callao.
Pero a creer a1 padre Lor·enzana y a las aseveradones
de la tradición, que se ha conseTvado con lujo de .detalles, las·
olas del mar subieron más de una legua del Callao. La tra–
dición señala la iglesia de La Legua como el límite del avan–
ce de las aguas.
Lima
fué
sorprendida por el terremoto cuando sus ha–
bitantes, entregados unos al sueño y otros al entretenimien–
to de una vida holgada
y
risueña, se gozaban con las delicias
de una noche primaveral de luna llena, tan fresca y tan
adormecedora, como lo son estas dulces
y
poéticas noches
de los trópicos. En muchas casas de nobles se bailaban lo
rigodones o se jugaba a las prendas, se servía el suculento
chocolate; en otras, y en muy pocas, se
cu~plía
con invocar