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HORACIO H. URTEAGA
red en el lugar dicho, de un estado de hombre, no muy an–
cha; la cual sirviese como de muralla, para que ni los In–
gas pasasen a conquistar el Collao, ni los Collas el Cuzco.
Esta pared se ve, al día de hoy, desde la nieve de un cerro,
y atravesando un valle y camino real, sube hasta la nieve
del otro". ( 4 ) . La concentración de los kechuas en el vas–
to y fértil valle del Vilcanota hizo más densa su población.
que se aseguró e·n él, mediante ·formidables obras de defen–
·a, que tendieron seguramente por los dentellados cerros de
posiciones estratégicas y cuyos rastros no quedan. De es-
Restos de fortaleza
y
murallone; preincaicos del periodo de
transición en los contrafuertes del valle del Vil–
canota ( Cuzco ) .
tas defensas ninguna tan import ante
y
extensa como la de
Urcos ( 5 ) . Aquí, donde se halla casi vencido el extenso
valle del Vilcanota, se tendió una larga muralla de cer ro
a cerro, que apr ecio Cieza de León, recogiendo todavía la
informaciones de los indios viejos que le hablaban de la ve-
(4) .-Reginaldo de Lizárraga,
Descripción
y
población de Indias,
c. LV, págs. 351 - 352. Edi. Lima, 1907.
(5)
.-U
reos
dexivado de Orcco=macho,
y
por latiud
fuerte, re–
sistente,
el pueblo se hallaba en un cerro, dice Cieza.