El fetichismo d
~
los ylrngas y los huacos
simbólicos de Nazca y del Chimá
ESDE
que por primera vez observé los }',ua–
cos que en la clasificación de lo cerámicos
peruanos se han bautizado con el nombre
de los huacos de
azca,
noté la frecuencia
con que se repetían ciertas representaciones
antropomorfas, indicio seguro de lo queridas
que eran por el artista
y
lo apreciadas por
las gentes de la época. Ofrecen dos o tres
ejemplares o tipos. Es el primero el de
un ser extrafio: cara de felino con algunas
facciones humanas, cuerpo de pez
y
hombre
(antl'opopicico ),
otras veces cuerpo de hom–
bre
y
de ave (
antropoornito
) ;
y
otras ve–
ces
y
no raras, reunión de extrafias figura
con atributos
y
caracteres de felino, de
pez, de ave, de hombre
y
de mujer. La segunda re–
pre entación e la de un cuadrúpedo que a veces e ofre–
ce tal
y
a veces se metamorfosea en serpiente o sala–
mandra, conservando, no obstante, la cara de un puma o
de un tigrillo. La tercera repre entación es la de una extra–
ña figura de mujer en actitud de pasfridad resignada
y
de
la que ólo e de cubre la cara, parte del pecho
y
los brazos.
Se ofrece tendida de espalda , extendiendo su cabello abun-