![Show Menu](styles/mobile-menu.png)
![Page Background](./../common/page-substrates/page0028.jpg)
1
z
EL AYLLU
extensión, son más generales, que las del
lenguaje. Empero, esta misma latitud ¿no
será un signo de su escasa conexi,ón
y
falta
de substancia demostrativa del parentesco
1
de los pueblos? Entonces la cuestion se
reduce á esta distinción : sí las semejanzas
son comunes á todos los grupos
y
á todos
los tiempos, no tienen ninguna importancia
para explicar los vínculos sociales. Si son,
por el co 1t ra rio propias de ciertos pueblos
y
de ciertas
1
amas, serían preciosos elemen-
"
tos de esclarecimiento de su parentesco.
Esta conclusión no envuelve sino un círculo
vicioso. Pueden las costumbres é institucio–
nes no explicar nada por su difusión
humana; pero el someter la comparación de
ellas á una previa relación de habla común
tampoco explicaría nada, puesto que, pue–
blos hermanos por la sangre
y
por institu–
ciones, pueden hablar distintos idiomas,
y