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EL AYLLU
ley romana establecía en estos casos. Esta
forma de adopción se busca por la pareja
sin descendencia , y no en fuerza de la idea
de proyección de la personalidad puramente
moral y subjetiva, sino en relación á la pro–
piedad y sucesión de ella. Está tan íntima–
mente ligado el aymara á la tierra, como en
todo grupo agricultor, que su personalidad
individual como familiar se condensa y refleja
en su
sayaña,
parcela de cultivo. Sabemos
que en la antigua
gens
romana , esencial–
mente religiosa, la adopción arrancó su exis–
tencia del culto de los antepesados. En la
gens
aymara, en el
ayllu,
es posible que la
aceptación del
uta guagua
tuviese tal orígen,
no lo afirmamos. Hoy, dentro del
ayllu,
clan,
y más propiamente, dentro de la familia,
sólo obedece á la sucesión territorial. Per·o
ese interés psicológico de proyectar hacia el
porvenir la personalidad agrícola , la inmor-