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RICARDO
ROJ~S
¿A dónde refugiarse
?
La ..
pa1npa carecen d ·
misterio, y las inontañas - anle '"'
lo mejor ·d mi mo–
narquía - se rinden violadas por alan1bro
arrile~,
mien–
tras el duende
de
la .mina entrega el oro
á
~a
aYidez
de
los mercaderes.
Haz
como
el 9-uende
de
la
l\lonlaña
Zupay.
- ¿A dónde ir?
- El genio de la montaña me refirió que vanos
hombres armados de lámparas frías y picas agudas,
llegaron has la la estalactita recóndi la donde gu a·rd1rba
su tesoro. Era su tesoro un Yalioso diamanle. Obli–
gáronle, á golpes,
á
que lo cediera, y decidió recobrar
por astucia lo que le nrrebataron por violencia. Valido
de su pequeñe
i
por un re quicio sin ser notado.
Los siguió por cbradas
y
cu~bres
y valles y monte. ,
hasta llegar ' na ciudad lejana, donde la piedra pre–
ciosa fué vendida
á
un orfebre que la mandó tallar en
prismas y engarzar en su joya inás lujosa. El gnomo
entonces imaginó construir por arte mágico un palacio
de luz. Hízolo en el brillante y habitó en
él.
Su morada
fué castillo ·del espectro, adornado con arabesco del
iris. Codiciado de todos, fué por;
fin,
á mano de una
hern1osa cortesana ... Ahora, cuidan otros el tesoro por
él, y él vive feliz ensuluminoso cautiverio, encendiendo
tentaciones de amor y pecados de vanidad.
Sonrió Zupay con incrédula amargura, convencido
de que este pueril relato era sólo una caridad de mi
fantasía.
Y
viéndole tan mohíno, continué platicando :