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tu
nunc;1
equipn.rar
al
que
crnza
li–
bre los aires
con
los
qm.'
van al cielo
it
r oer huesos?
Gruñó ele rabia
c1
zorrn, la nzó su
imprecación
aitamente
denigran
le
µ·a
r a
el
Quilish,
.que llen o
de
irn
la
et–
rrcmctifi
con
el
cable
á
p1coté.1zos,
i
lo
corto;
mas
el
fátuo
zorro
á
pesar ele
h a llarse en peligro, seguía insultitn–
d olc:
nariz
torcicb '.
na1·iz de cuerno!
cuirlaclo con cortar la soga!
No .bien
siente
el zorro que la soga
se ananca
i
~;e
l1C1 eía rnás vertiginoso
su descenso, comenzó
á
dar voces
pi–
cl
iendo · Je tuviernn mi se1·icordia
i.
lc
te11cliern11
paj a 6
m antets pa1·a r eci–
liirlo 1 e,·itar
se
estrell ase . .l'\m1ie
escu–
chó,
i
fué
tan
r~!
pida su caida, que
· a ntes ele que percibieran sus alaridos
estaba en
tierra hecho añicos.
Triste fin la de
todos
los
presuntuo–
so
i
palanganas: suben
en
alas de la
am istad
i
rnu c- ren
a plastnc1os
si
se
les
deja
á
sn propia
s1H~1-tc
!
La huachua
i
el zorro
Donde hai nno bueno hai otro mejor
· n zorro mui
hermo~o,
de poblada
cola
i
afi lac1as uñ a . , con _mas astucia