-111-
¡Oh sorr,resa
!
empluman un gran
frailcsco,
gaviotas,
zon~ales
i
gorrio–
nes,
i
toman las de villadiego.
·
Desaforada la
huachua,
á
aletazos
pretendía impecfo· la fuga; pero
_fué
en \'ano, porque ninguna quedé>.
Jamás
huachuél
alguna se
vio
en
trance tan amargo.
Daba
graznidos
lastimeros i estendiendo sus pesadas
alas corría desatentada de
un
sitio
á
otr<>,
lamentando
su
desgracia i pen–
. ando
ú
la vez en la venganza que to–
marla el astuto de su compadre.
Pasado su aturdimiento le vino una
feliz inspiración i se decidió
á
ponerla
en µrádica, llenando el saco de espi–
nas, que cuidarlosamcntc cubrió con
ycrha i otras maleza .
~
Al
crepu~culo,
cuando
el
Sol
mages–
tuo amente comenzaba su descenso
tras la. colinas, reo-resó el zorro, i co–
m
no e. tuviera presente la comadre,
~chasc
á
cuesta su carga, i marcha
~ n
dir cción
á
su cueva.
.1\.la.
siente sumamente pesado
el
ac
i
olire todo que le pinchan
lo lomos· pero soporta impasible los
hinc ne con
la
ilusión de que poco
l
falta
pnr<!,
llegará la casa, donde
t mará ·uculenta cena en unicín de
la ñorn
i
sus
cachorrito .