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Encolerizarl a la zorra, buscaba
f't
la malvada huachna; pero ésta · que
la vió ''enir, se pu so
~í.
las espaldas
sus po1luclos
i
de un vnclo cayó al o–
tro
lado
del d o.
- Asi se libró dei zorro ponicncfo
el
río po!· Í11ecl io, ·11icn tras
e~ te
huseaba
un paso, en
la
imposibili rlad de Ya–
clcarlo.
Esto nos enseña que elche uno
estar satisfrcho con aquello
que.lana
tuntleza le otorga.
El asesino i el pastor
Viajaba de noche un hombre por
las punas, sin mas compañía que la
ele su hermoso perro .
Entretú vosc éste conversando con
un
acroi,
en tanto que aquel, ajeno
é'l
todo cuidado proseguía su camino.
De pronto sale de una cueva un mal–
h echor i lo
deti~nc
para matarle.
L~
rogó no le hiciera d o.fío;
i
final–
mente como se mostrase infl exible
á
sus súplicas, acabo por pedirle
le
con–
ceditTa la gracia rle entonar su can–
ción de despedida.