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te, i la otra con rostro ck mujer en la
misma piedra,
a
e'Spa1das
c1c.
la pri–
mera, que mintha al poniente. En .am
bns distingn1anse scrpi<.'n tes que tre–
paban de Jos pies a la ('ahcza, i
a
1ns
plantas parecían arrnsfrnrse otros
reptiles como 8apos. Delante de cada
uno de estos idolos, lrnhia una piedra
cuadnida de palmo i medio de alto,
que al parecer servia de ara, o ele al–
tar. Para hacer pedazos
111011.um<.'nto
tan precioso necesitó el jesuita Arria–
ga mas ele treinta person:ts durante
tres dias.
·
Poco tiempo
ante~
ni lns momias
de los Incas fueron respetaJas como
se ve de este pasaje.
"El cuerpo de Viracocha,
po1
la
fama del tesoro enterrado con
ci,
buscó Gonzalo PizarrO,
i
des-pues de
crueles tormentos que dió
á
nuestros
indios le halló en
Saquixn.hunna,
don–
de
el
foé
ckspues vencido
i
preso i jus–
ticiado por
d
Presidente Gasea; man–
dó qu<.'marel dicho Gonzalo Pizarro el
cuerpo de el dicho Viracocha Inga i
los indios . tomaron dcspucs sus ceni–
zas i puestas en una tinajuela le con–
servaron, haciendo · grandísimos sa–
crificios, hasb que Polo c1e Ondegar–
do lo remedió con los demas cuerpos