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Arringa, hablando de la pohlacion
Quichumarca
(
tmn hién en Jauja
i
pro
bablemente se refict-e a
Quichua_v ,
que
layes
lugar,como marca;cc•-ca
a
Oco–
pa)
"eran adoradns la Huaca
Hu[lri,
considerarla por los indios como la
deidad quL" prestaba fuerzas cuando
knían que fahricrn· sus casas i <.:ulti–
v
ar
su~
tierras."
A lo destruido i
lo
poco que
la
tradieit111
ha
conservndo , necesitamos
agregar !ns informaciones equivoca–
ch1s como la a11tc1·ior, que es natural
8ucedie1·a, por el temor en los indios
<le
,·cr destrozadas sus deidades, i en–
gañaban a los curiosos señalando lo
primero que veían como el objeto de
su adoración i ocultando cuanto les
era posihle su
Huari,
que hoi sabe–
mos
en-1
n ciertas rol'as i fuentes, pues
a
través de cuatro siglos de persecu–
ción si¡.;temátiea, se conserva inmu–
table su culto i ndornción.
Así en
1543,
de orden del Arzobis–
po
ele
Lima, don Gunzalo de Ocampo,
el licenciado Duarte Fernández YÍsitó
Calango, poblacic)n al sudeste de Li–
ma, donde existía una loza, en que
estaban grabados unos como carác–
tcres,
i
otrns figuras. Era ella dP. un ,,
mármol mml, listado de blanco i mni
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