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CATECISMO DE LA DOCTRINA

achacaba sobre la composición del Cate·

cismo. Sólo que, como no siempre acom–

paña á la justificación y probanza de una

de las partes la justicia y honradez de la

otra , no hubo modo de que los protestantes

de Alemania, los jansenistas de Holanda,

los filósofos de Francia y los ministros de

Carlos IH de España se convencieran, aun·

que lo veían claramente (así como tampoco

le hay de que se convenzan nuestros gace–

tilleros y noveladores), de

qu~

es pura ca–

lumnia y embuste de Cárdenas y los enco–

menderos cuanto se ha dicho, y aun hoy &e

repite , sobre las herejías y perniciosos erro·

res de los misioneros del Paraguay.-Y esto

baste por lo que hace á lo primero, que no

entra en esta cuestión más que como de re–

chazo y por incidencia.

En cambio, hásenos de permitir que nos

extendamos algo más en lo segundo, á causa

siquiera del emperio y tesón que muestran

algunos bibliógrafos en arrebatar al insigne

Franciscano la gloria que legítimamente le

pertenece, de haber sido el primer cultiva–

dor de la lengua guaraní, para atribuírsela

ind.ebidamente á los misioneros de la Com–

pañía. Para ello seguiremos los documentos

de donde sacó su extracto el P. Henao, y

que pueden verse reunidos, con el título de

«Pieces relatives a la Junte, convoquée pour

!'examen de la Doctrine enseignée dans le

Catechisme en Langue Guaranie, Copiées

sur !'imprimé», en la

Histoire

dtt

Paraguay

del P. Charlevoix (t.

Il,

págs.

L·Lxxxxr

de

la

ed.; y t.

m,

págs. 329-380 de la

2.ª).

En la Real Cédula dada en el Buen Re·

tiro

á

J.

0

de Junio de

16

4

1

se encarga al

Sr. Arzobispo de la Plata, D. Juan Alonso

Ocón, qüe, en vista de que el Sr. Cárdenas

ha den unciado algunas expresiones conte–

nidas en el

Catecismo

guaraní de que se va–

len los Religiosos de la Compallía, y toda–

vía insiste en su denuncia y acusación , á

pesar de que «alegan dichos Religiosos que

este Cathecismo le ordenó Fray Luis de Bo.

!años de la Orden de San Francisco....», ave–

rigüe de oficio y con la prontitud posible lo

que hubiere de verdad en

el

caso.

El Sr. Arzobispo de la Plata, en comuni–

cación de

I 2

de Julio de

i

655

á

D. Juan

Blázquez de Valverde, Gobernador y Capi·

tán General de las Provincias del Paraguay,

en quien delega su cargo de examinador y

juez, le ordena que, convocada una Junta

de cuando menos seis personas bien infor–

madas y exentas de toda parcialidad , y avi·

sado el P.•Provincial de la Compañía, ó, en

su ausencia, el P. Rector del Colegio de la

Asunción, para su.defensa, proceda inme–

diatamente al examen jurídico y calificación

teológica de las proposiciones tachadas en el

Catecismo,

las cuales «ellllmo. Sr. Don Fray

Bernardino de Cardenas, Obispo de las di–

chas Provincias dice son hereticales, insis–

tiendo en esta delacion, sin que baste decir ·

que dicho Cathecismo lo hizo el Padre Fray

Luis de Bolaños, que fue de la Orden de

San Francisco, y quien en la dicha lengua

lo traduxo... ».

Como el Sr. Delegado, héchose cargo de

su comisión, diera á

23

de Octubre de 1656,

y notificara al día siguiente al P. Provincial

Francisco Vázquez de la Mota, un Edicto

en que se le comunicaba lo dispuesto por

el Sr. Arzobispo de la Plata, responde el

dicho P. Provincial, á 25 del mismo mes y

año, que ni «esta Provincia, que esta a su

cargo, ni Religioso alguno de ella es ni ha

sido parte en la traduccion del dicho Cathe–

cismo , Oraciones, y Doctrina de la dicha

lengua Guarani, por quanto el que traduxo,

y hizo el dicho Cathecismo y Oraciones di–

chas fué el V. P. Fray Luis de Bolaflos, de

la Sagrada Religion del Seraphico P. San

Francisco con otros Religiosos suyos, sier·

vos de Dios....».- Añade que este

Catecismo

fué aprobado en varios sínodos, y aun se

mandó en uno de ellos, en virtud de santa

obediencia, y bajo pena de excomunión ma–

yor, que, con exclusión de todos los demás,

fuera el único por el que se enseñara la doc–

trina á los Indios, «como consta (dice) del

mismo Cathecismo original que presento el

dicho P. Fray Luis de Bolaños , de que hace

presentacion con las solemnidades en dere–

cho necessarias».- Hace aquí grandes elo–

gios de la virtud y doctrina del celoso Fran–

ciscano, tan conocedor de la lengua guaraní

como de la sana teología; y, reducidas á

polvo las censuras y acusaciones imperti–

nentes del Sr. Cárdenas y sus instigadores,

termina advirtiendo que, al fin y al cabo,

1

'