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NUEVA GERVSALEN
pone en duda que sea del mismo este opúscu-
lo, ni las
N otas al manifiesto de la vt'lla
Beasain''.
Allende Salazar,
Bibl. del Bas–
c6jilo,
núm. 1512», escribe Medina en su
Bibft'ogr. fili/Ji11a
(pág. 407, núm. 456).
Era muy natural que Allende Salazar
acogiera con cierta complacencia las dudas
que intercaló por su cuenta el P. José Igna–
cio de Arana en las
Vidas de algunos claros
T"aro11es Gttipuzcoa11os de la Comba1iia de
Jesus,
del H. José de Lizargarate, como las
había acogido también Soraluce en su cua–
derno de
Mds biografías
(pág. 21). Pero
fuera más plausible que, si querían estos
autores defender á todo trance al
P.
Larra–
mendi, apelaran al recurso, bien pobre en
verdad, pero ingenuo, del autor anónimo de
los
Apuntes
para su biografía publicados en
el
Euskal-Erria ,
donde se dice: «No sé de
más obra impresa sino
L a Nueva demostra–
cion de Vergara,
que no corresponde, y es
como tumultuariamente escrita y en mi
juicio su lunar si lo hubo. Yo en parte lo
excuso, porque creo le mttieron en ello,
y
la compuso en carrera y por complacer ó
engaiiado»
(xxm ,
217).- Véase también á
este propósito la
Breve N oticia biográfica
del
P.
Larramendi, escrita por
D.
Domingo
de Aguirre y publicada en la misma
R e–
vista
(xxm,
554·
xxv,
133:
cfr.
el
Euskal–
zale,
A. 2.º, 1898, pág. 422).
Ignoramos qué razones pudo tener Xi–
meno para no revelarnos, pues debía de sa–
berlo, el nombre del «Autor del libro intitu–
lado:
1\Tueva Demo11sb·acion....
cuyo ingenio
es muy perspicaz, y de erudicion copiosis–
sirna (no le ignoro, y solo puedo decir que
es Guipuscoano, y de la Compaiiia de Je–
sus)....
(n,
32r).
«Verus auctor hujus operis, quod habet
paginas 431. est E mmanuel Larramendi»,
dice, en cambio, con su habitual resolución
Mayans ySisear (
Spccim.Biblt'oth. ,
pág.
l
65)¡
y el redactor del
Catal. Script. Prov. Castel!.
~.J.
aba.
172..¡.
ad
1761: «Scri psit....
N ueva
demostracio11 del Derecho de Vergara ....
Ma–
driti apud Emmanuel. Fernandez an. 1745·
Adscito sibi nomine Patris T orru bia»
(hoj. 3, v.), donde es muy accesorio para
nuestro intento y bien fácil de corregir el
yerro de Torrubia por Bazterrica y Ozaeta.
También conviene Hervás en atribuirle la
«
J
ueva demostracion de Vergara &c. Obra
(dice) alabada por Feijoo, en la que se de–
muestra que Vergara es la patria de san
Martin» (r, 98
1
v.)¡ y asimismo Graesse (rv,
rro), Backer
(u,
650),
y
puede asegurarse
que ya la generalidad de los bibliógrafos,
críticos y literatos, á excepción de tal cual
extremado defensor del
P.
Larramendi.
Entre éstos merece citarse muy en par–
ticular Sorarrain, de quien es la siguiente
cláusula: «Hay quien opina que el
P.
Larra–
mendi sea el autor de esta obra, y que á
imitación del P. Losada cubrió su propio
nombre de autor bajo la cubierta que le pre–
sentaron el cura y el alcalde de Vergara
cuyos derechos ó pretensiones sostenía, pero
ninguna indicación de que así sea se halla
en sus demás escritos y todos sus biógrafos
lo ponen en duda....» (pág.
l
r9, núm. 224).
Corno esto no necesita refutación, y algo
más adelante, en los
R eparos,
se descubrirá
el
moti vo
porque suena aquí tan impensada
é intempestivamente el nombre del
P.
Los–
sada, pasemos
á
otra cosa.
Hace poco apuntamos el descuido del
Catálogo
en suponer que fuera el de Torru–
bia el nombre con que se encubrió el
P.
Lar–
ramendi. Bien pudiera haber reparado en
él Gallardo y corregirlo como en otras oca–
siones¡ pero no solamente lo conservó en su
extracto, sino que lo agravó con otro nuevo
en la fecha: «Bajo el nombre del padre Tor·
rubia : " ueva demostracion del derecho
deVergara....." Madrid, 1741, por Manuel
Fernandez» (r, 276).- No: lo impreso á
nombre del «Padre Torrubia» fué la «Obra
joquiseria» intitulada
El Hfjo de Beasai11,
contra la cual salió en seguida esta
Kueva
D e111011stracion
el aiio de 1745, como se
anota en
el
Catálogo,
y
no el de 17-l
1,
como
le hace decir Gallardo, á quien sigue úlli–
m::imente Hartzenbusch (pág. 131 ).
4281.-I.
Nueva Gervsalen Maria.
Poema Heroyco De Antonio de Esco–
bar, y Mendoza, natural de Valladolid.
Fundase en los doze preciosos cimientos
de la Mystica Ciudad la Vida,
y
Exce–
lencias de la Virgen Madre de Dios.