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MARIA SANTISfMA

vina hoguera; pues avit:ndo navegado tan

dilatados mares,

no han podido apagar su

caridad todas las aguas».

De estas palabras del P. Caste}ón se de–

duce con toda claridad que aún vivía el

autor cuando él aprobaba la obra á princi–

pios del año de 1707; así como se deduce

también de las del autor, que era Procura–

dor General enviado por la Provincia de Fi–

lipinas á las cortes de Madrid y Roma.–

Ahora bien: sabemos por la

Historia de la

Provinci'a de Filipinas,

del P. Pedro Muri–

llo Velarde, que en la Congregación Provin-

cial de 1701 fueron nombrados Procurado–

res los PP. Domingo Medel, en propiedad,

y Andrés Serrano, como sustituto suyo; que

el mismo año se embarcaron los dos para

Europa , y que, habiéndose quedado en su

Provincia de Aragón el P. Medel, volvió el

P. Serrane á Filipinas el año de 1709 con

nn buen socorro de operarios evangélicos

(hojs. 386

1

398, núms. 877, 905).

Verdad es que en ausencia suya hubo allí

otra Congregación Provincial el año de

1706, en la que fué nombrado Procurador

el P. Agustín de Fábregas, dándosele por

primer sustituto al P. Juan Basilio Lochi,

y por segundo al P. Pedro de la Hera; pero

también lo es quelos PP. Fábregasy Lochi,

que, en efecto, salieron de allí ya entrado

el afio siguiente de 1707, tuvieron que vol–

ver del camino á Manila por lo recio del

temporal; y que, por haberse excusado lue–

go de la venida así el P. Fábregas como el

P. La Hera, se embircó sólo el P. Lochi

con el H. Pedro Alonso el año ya de 1708

1

como parece por el mismo P. Murillo (hojs.

387, 401, núms. 878

1

914): con lo que se ve

que mal pudo ser el P. Lochi el autor de

la obra censurada y aprobada en Madrid el

año anterior.

Del testimonio del mismo P. Murillo se

colige que tampoco pudo serlo ninguno de

los predecesores de los PP. Medel y Serrano;

pues los PP. Juan de Irigoyen, Pedro Mar–

tín, Pedro de Casanova, Alejo López y Pe–

dro Cano, que son los únicos que pudieran

entrar en la competencia, habían ya muerto

á

r3 de Octubre de 1699, 28 de Septiembre

de 1698

1

3 de Julio de 1694

1

18 de Septiem–

bre de 1693 y 18 de Diciembre de i692, res-

pectivamente (hojs. 369-70, núms. 843,

842, 838, 837, 836).

Reducida así la cuestión á los PP. Medel

y

Serrano, no parece que pueda haber gran

dificultad en resol verla satisfactoriamente.

Tanto las cláusulas del

Prólogo

como las de

la

Aprobaci'ó11

cuadran mejor al P. Serrano

que al P. Medel; el cual, apenas llegado

á

España, se retiró

á

su Provincia, dejando

el cuidado de la Procuradoría

á

su compa–

fiero, que se encargó de ella como único re–

presentante de la Provincia filipina en Ma–

drid y Roma, según consta de sus diversos

Memoriahs.-Además,

aunque bien pudiera

ser casual, no deja de sorprender algún tanto

la circunstancia de que en el nombre de

«Gerardo Aranda

Nové~»

se halle embebido

el de «André Serrano» con otras seis letras

más, que tal vez se refieran á su segundo

apellido, que no conocemos

(Vagado,

por

ejemplo, en vez de ·vogado).-Finalmente,

del P. Medel no hallamos rastro de que hu–

biera impreso nada¡ mientras que del P. Se–

rrano se nos asegura en la

Razon de los

Escri'tores

que, además del «Libro de los 7

Arcangeles en Español», etc., dió á luz «otro

del Patrocinio de la Virgen, assimesmo en

Español» (pág. 5).-También nos certifica

Backer haber hallado en los archivos del

Jesús de Roma, que el P. Serrano imprimió

«El Patrocinio de la Virgen» (m, 769)

1

y lo

mismo repite Sommervogel (vrr, 1151:

cfr.

B. M., pág. 124

1

núm. 1218).

En vista de lo discurrido hasta aquí, no

nos queda la menor duda de que este libro

del

Patroct'11io de la Virgen

es precisamente

el de

Marza Sanft'ssima,

publicado á nom–

bre del

supues.to

P. Gerardo Aranda Novés.

Escrito ya y preparado para la prensa este

artículo, recibimos una carta del P. Pedro

Torra, fecha en Manila á r4 de Mayo del

año pasado de 1905, en que, entre otras cu·

riosidades bibliográficas, nos envía el apunte

que sigue: «El P. Francisco Méndez, S. J.,

Rector que fué del Colegio de S. José de

Manila en un manuscrito intitulado:

Libro

nuevo de recivos de colegiales del Col! Real

del S! ' S. J oseplt de Manila desde su

jun–

daet'on,

dice que el P. Andrés Serrano, Rec–

tor que había sido de dicho Colegio, escribió

un libro intitulado: Refugio de pecadores